«La madera de sus casas será arrancada, y en ellas se echarán los rebaños de ovejas y toda dase de animales salvajes. El búho y el erizo dormirán en lo alto de sus postes, y los cuervos graznarán en las ventanas y en los umbrales» (Sofonías 2:14).
Caminemos en silencio, es de noche y sería fantástico que pudiéramos ver un lechuzón orejudo. ¿Qué es eso?, te preguntarás. Bueno, se trata de una especie de búho con grandes orejas. Esta ave puede volar muy silenciosamente, buscar alguna vieja rata en la oscuridad y cazarla. ¿Cómo hace para encontrar una rata en la oscuridad? Bueno, te explico: el señor orejudo tiene una mirada muy aguda. De hecho, puede ver casi en absoluta oscuridad. Otra cosa que el señor orejudo tiene, obviamente, son unas grandes orejas. Con ellas, escucha atentamente y sabe cuándo se está moviendo algo entre la maleza.
Nosotros también podríamos ser como el lechuzón orejudo. Podríamos tener oídos grandes dispuestos a escuchar atentamente a los demás: a nuestros padres, nuestros amigos y nuestros maestros. Podríamos abrir los ojos un poco más para buscar a los que están en necesidad y ayudarlos de alguna manera. Son muchas las lecciones que podemos aprender del señor lechuzón orejudo. Desarrolla hoy tus ojos y tus oídos y comienza a ayudar a quienes lo necesitan.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush