He aquí que tú eres hermosa, amiga, mía; he aquí eres bella; tus ojos son como palomas. Cantares 1:15.
Dentro de las relaciones humanas, las palabras juegan un papel muy importante. Las palabras pueden servir para animar, exhortar y lograr grandes cosas en una persona; o al contrario, también pueden entristecer, desalentar, humillar y destruir a quienes las escuchan.
Para los recién enamorados, las palabras tienen una tremenda importancia. Con ellas se conquista, se seduce y se llega al corazón cuando son dichas en el momento oportuno. Especialmente en la mujer, las palabras causan un gran impacto, así como la belleza femenina causa un impacto en el hombre. Un joven puede no ser muy apuesto, no vestirse bien y no tener modales refinados, pero si sabe dar el uso adecuado a las palabras que van dirigidas al objeto de la conquista, logrará su objetivo. ¿Cuántas veces hemos visto a un hombre exteriormente feo con una mujer hermosa? Pues así resulta cuando un hombre sabe dar a sus palabras el encanto que él no posee.
Relacionado con el papel que juegan las palabras en los enamorados, las Escrituras presentan todo un libro que consiste en dichos de amor, elogios y halagos a la persona que se ama. En el versículo de hoy, es Salomón quien le dice a la sulamita (su esposa): "He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí eres bella; tus ojos son como palomas", y si lees todo el libro verás que en todo momento él alaba y engrandece al amor de su vida. Asimismo, ella también le corresponde al decir: "Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes" (Cant. 2:3), ya que las palabras de amor engendran a su vez otras palabras de amor.
El enemigo de las almas procuró pervertir todo en el ser humano, y es lamentable como algunos jóvenes emplean sus palabras para expresar groserías e insultos a personas del sexo opuesto. Con una actitud ordinaria lanzan a los oídos ajenos improperios que causan dolor y rechazo en quien los escucha.
En cambio, Dios desea que en tu habla te manifiestes siempre como un hijo o hija suya, porque este don te fue dado para que lo utilices de manera responsable. Las frases de conquista, tus palabras seductoras y tus miradas son apropiadas cuando reflejan sanamente la sinceridad de tu corazón. Nuestro Padre, que siempre te ve y te escucha, desea que utilices el don de la expresión para agradar y bendecir a los que amas. Por eso, reconságrate hoy al Señor y dedícale el talento del habla.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela
Dentro de las relaciones humanas, las palabras juegan un papel muy importante. Las palabras pueden servir para animar, exhortar y lograr grandes cosas en una persona; o al contrario, también pueden entristecer, desalentar, humillar y destruir a quienes las escuchan.
Para los recién enamorados, las palabras tienen una tremenda importancia. Con ellas se conquista, se seduce y se llega al corazón cuando son dichas en el momento oportuno. Especialmente en la mujer, las palabras causan un gran impacto, así como la belleza femenina causa un impacto en el hombre. Un joven puede no ser muy apuesto, no vestirse bien y no tener modales refinados, pero si sabe dar el uso adecuado a las palabras que van dirigidas al objeto de la conquista, logrará su objetivo. ¿Cuántas veces hemos visto a un hombre exteriormente feo con una mujer hermosa? Pues así resulta cuando un hombre sabe dar a sus palabras el encanto que él no posee.
Relacionado con el papel que juegan las palabras en los enamorados, las Escrituras presentan todo un libro que consiste en dichos de amor, elogios y halagos a la persona que se ama. En el versículo de hoy, es Salomón quien le dice a la sulamita (su esposa): "He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí eres bella; tus ojos son como palomas", y si lees todo el libro verás que en todo momento él alaba y engrandece al amor de su vida. Asimismo, ella también le corresponde al decir: "Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes" (Cant. 2:3), ya que las palabras de amor engendran a su vez otras palabras de amor.
El enemigo de las almas procuró pervertir todo en el ser humano, y es lamentable como algunos jóvenes emplean sus palabras para expresar groserías e insultos a personas del sexo opuesto. Con una actitud ordinaria lanzan a los oídos ajenos improperios que causan dolor y rechazo en quien los escucha.
En cambio, Dios desea que en tu habla te manifiestes siempre como un hijo o hija suya, porque este don te fue dado para que lo utilices de manera responsable. Las frases de conquista, tus palabras seductoras y tus miradas son apropiadas cuando reflejan sanamente la sinceridad de tu corazón. Nuestro Padre, que siempre te ve y te escucha, desea que utilices el don de la expresión para agradar y bendecir a los que amas. Por eso, reconságrate hoy al Señor y dedícale el talento del habla.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
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