Estuve... enfermo, y me visitasteis. Mateo 25:36.
Una de las grandes ideas que se le ocurrió a Gabriel mientras estudiábamos la Biblia, fue visitar a los enfermos de un hospital. Como su hermana era jefa de enfermeras de ese hospital, nos abrió el camino para ingresar como enfermeros voluntarios en la sala de traumatología, adonde acudían todos los accidentados en autos o motos. De allí en adelante, y por más de un año, todos los sábados de tarde dedique cuatro horas a visitar a los que estaban internados, conversar con ellos y animarlos.
Como de enfermería no sabía mucho, lo único que hice con aquellos enfermos fue hablarles del amor de Dios. Algunos aceptaban, mientras que otros culpaban a Dios de su desgracia. Me toco ayudar a algunas personas a comer, a otras les leía, y con otras simplemente conversaba. Algunos, especialmente los que no tenían familiares que los visitaran, esperaban los sábados con muchas ansias, para hablar de su mejoría o simplemente para no sentirse solos.
¿Has visitado alguna vez a un enfermo? ¿Has pensado que quizás alguien puede estar esperando tus palabras, tus bromas y tus palabras de aliento para no sentirse abatido por la enfermedad que sufre? Quizá hay algún enfermo en tu propia familia, tal vez puedas visitar a algún enfermo de tu escuela o iglesia y poner en práctica este principio solidario que nos enseno el Señor. La invitación de visitar y ayudar a los enfermos es para todos, porque todos tenemos el deber de imitar la conducta de Jesús mientras vivió en esta tierra.
En el día de hoy, piensa en alguien que tiene problemas de salud, y comienza a orar por él. Quizá se trate de alguien cercano a ti. Ruégale al Médico de los médicos que se manifieste en su vida, que utilice la medicina para darle sanidad a su cuerpo. Luego, poner la ropa más cómoda que tengas, y planifica el tiempo que dedicaras a conversar y alentar a la persona que no está bien. Si no puedes ir personalmente, puedes llamarla por teléfono. No esperes a que sea sábado, hazlo cuando tengas una hora libre, y el Rey de los cielos te usara para traer bendiciones a tu prójimo.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Una de las grandes ideas que se le ocurrió a Gabriel mientras estudiábamos la Biblia, fue visitar a los enfermos de un hospital. Como su hermana era jefa de enfermeras de ese hospital, nos abrió el camino para ingresar como enfermeros voluntarios en la sala de traumatología, adonde acudían todos los accidentados en autos o motos. De allí en adelante, y por más de un año, todos los sábados de tarde dedique cuatro horas a visitar a los que estaban internados, conversar con ellos y animarlos.
Como de enfermería no sabía mucho, lo único que hice con aquellos enfermos fue hablarles del amor de Dios. Algunos aceptaban, mientras que otros culpaban a Dios de su desgracia. Me toco ayudar a algunas personas a comer, a otras les leía, y con otras simplemente conversaba. Algunos, especialmente los que no tenían familiares que los visitaran, esperaban los sábados con muchas ansias, para hablar de su mejoría o simplemente para no sentirse solos.
¿Has visitado alguna vez a un enfermo? ¿Has pensado que quizás alguien puede estar esperando tus palabras, tus bromas y tus palabras de aliento para no sentirse abatido por la enfermedad que sufre? Quizá hay algún enfermo en tu propia familia, tal vez puedas visitar a algún enfermo de tu escuela o iglesia y poner en práctica este principio solidario que nos enseno el Señor. La invitación de visitar y ayudar a los enfermos es para todos, porque todos tenemos el deber de imitar la conducta de Jesús mientras vivió en esta tierra.
En el día de hoy, piensa en alguien que tiene problemas de salud, y comienza a orar por él. Quizá se trate de alguien cercano a ti. Ruégale al Médico de los médicos que se manifieste en su vida, que utilice la medicina para darle sanidad a su cuerpo. Luego, poner la ropa más cómoda que tengas, y planifica el tiempo que dedicaras a conversar y alentar a la persona que no está bien. Si no puedes ir personalmente, puedes llamarla por teléfono. No esperes a que sea sábado, hazlo cuando tengas una hora libre, y el Rey de los cielos te usara para traer bendiciones a tu prójimo.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
No hay comentarios:
Publicar un comentario