miércoles, 19 de febrero de 2020

«HASTA NO HABER AMADO A UN ANIMAL, UNA PARTE DEL ALMA PERMANECE DORMIDA». ANATOLE FRANCE

Los carteles aparecieron en los postes de teléfono y en las vitrinas del negocios por todo un vecindario de Londres, en Inglaterra. Contenían la imagen de un perro labrador de color marrón sentado en posición de atención. El titular decía «Se busca». Pero el siguiente renglón fue el que me llamó la atención: «Recompensa de 5,000 libras por cualquier información útil que conduzca al regreso sano y salvo de nuestro amado perro».
Esa recompensa era el equivalente a 6,500 dólares de entonces, lo cual era mucho dinero. Sin embargo, tres meses antes, se había ofrecido una recompensa de 20,000 dólares por un gato perdido en Marina del Rey, California. La recompensa por ese gato de raza sábana había comenzado en 5,000 dólares, pero el dueño la había duplicado dos veces. Y recuperaron a su mascota.
Si no eres amante de los gatos, 20,000 dólares pueden parecerte demasiado para gastar en uno cuando podrías usar ese dinero para comprar un auto o quizás una piscina. Pero, si te gustan los gatos, quizás entiendas que valdría la pena gastar cualquier cantidad de dinero para recuperar al señor Bigotes.
Si alguna vez escribo mi propia paráfrasis de la Biblia, quizá cambie la historia de la oveja perdida. Esa es la historia que muestra cuánto haría Jesús para recuperar a uno de nosotros si nos alejamos de la comunidad de la iglesia. Es una historia genial, pero yo nunca tuve una oveja; así que nunca estuve ni cerca de experimentar la pérdida de una. Lo más cerca que estuve fue extraviar un abrigo de lana.
Yo la convertiría en la parábola de la mascota perdida. Todos los que tenemos mascota hemos experimentado el pánico de no poder encontrarla. Recordamos cómo gritábamos el nombre de nuestra mascota a todo volumen por el vecindario. Quizá salimos en el auto con mamá o papá, «rastrillando» las calles en modo «súper radar».
Así, pero multiplicada a la enésima potencia, es la preocupación de Dios por ti. Si te pierdes, él siente que pierde una parte de su familia. ¿Qué recompensa ofrecería por ti? Bueno, creo que la respuesta está en el precio que ya pagó. 
«Al llegar, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: ‘Alégrense conmigo; ya encontré la oveja que se me había perdido»‘ (Luc. 15:6).

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADOLESCENTES
“UNA IDEA GENIAL”
Por: Kim Peckham
Lecturas Devocionales para Adolescentes en 2020.

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