Dijo Jesús: «Quitad la piedra». Marta, la hermana del que había muerto, le dijo:«Señor, hiede ya, porque es de cuatro días». Juan 11:39
Cuando Dios tarda en responder a nuestras peticiones, no solo debemos mostrar confianza en su amor, sino someternos a su autoridad. Él no solo es el Salvador; es también el Señor, y sus seguidores deben reconocer su autoridad en todo.
Jesús ordenó que se quitase la piedra del sepulcro donde Lázaro había sido sepultado. Marta y María tenían razón. Los cuerpos se descomponen después de tanto tiempo en el sepulcro: «Señor, hiede ya, porque es de cuatro días» (Juan 11: 39). Pero Jesús había dado la orden, y ellas debían obedecer el mandato de su Señor. Este es un cuadro de sumisión y obediencia.
Cuando Dios guarda silencio y no contesta inmediatamente tus peticiones, recuerda que él te ama con amor eterno. Confía en él, deposita toda tu confianza en su cuidado amoroso. Pero además de eso, debes mostrar absoluta y total sumisión a su autoridad.
Nuestro problema no son las cosas que desconocemos, sino aquellas que, pese a conocerlas muy bien, no estamos dispuestos a obedecer. Hay muchas cosas que sabemos que Dios ha ordenado que se hagan, pero que son difíciles de aceptar, como la orden de quitar la piedra. Como Creador soberano, Dios tiene toda la autoridad y ha dado órdenes que deben cumplirse. ¿Vives una vida de total obediencia a lo que Dios ha ordenado? Dios espera que obedezcas y te sometas a su voluntad. No temas, porque todo lo que Dios manda es para nuestro bien. Debemos obedecerlo, porque es lo que más nos conviene.
Hace tiempo, una joven miembro de iglesia me dijo: «Pastor, tengo treinta y tres años de edad, y durante más de doce años he esperado pacientemente encontrar un hombre digno para que sea mi esposo. He orado todos estos años para que Dios actuara, y nada ha sucedido. No puedo esperar más. Estoy decidida a aceptar lo que venga. Incluso a tener cualquier aventura amorosa fuera del matrimonio. Si Dios no actúa, actuaré yo».
Es una experiencia difícil. Pero tomar esa decisión es lanzarse por el camino de la rebelión. Lo que el cristiano debe saber es que, independientemente de lo que Dios se "demore", es mejor esperar pacientemente la revelación de su voluntad.
Dile a Dios esta mañana: «Señor, haz lo que quieras con mi vida. Maneja las cosas conforme a tu voluntad. Me someto a tu autoridad. Tú me amas y estoy seguro de que obrarás en mi favor».
Tomado de la matutina Siempre Gozosos
Cuando Dios tarda en responder a nuestras peticiones, no solo debemos mostrar confianza en su amor, sino someternos a su autoridad. Él no solo es el Salvador; es también el Señor, y sus seguidores deben reconocer su autoridad en todo.
Jesús ordenó que se quitase la piedra del sepulcro donde Lázaro había sido sepultado. Marta y María tenían razón. Los cuerpos se descomponen después de tanto tiempo en el sepulcro: «Señor, hiede ya, porque es de cuatro días» (Juan 11: 39). Pero Jesús había dado la orden, y ellas debían obedecer el mandato de su Señor. Este es un cuadro de sumisión y obediencia.
Cuando Dios guarda silencio y no contesta inmediatamente tus peticiones, recuerda que él te ama con amor eterno. Confía en él, deposita toda tu confianza en su cuidado amoroso. Pero además de eso, debes mostrar absoluta y total sumisión a su autoridad.
Nuestro problema no son las cosas que desconocemos, sino aquellas que, pese a conocerlas muy bien, no estamos dispuestos a obedecer. Hay muchas cosas que sabemos que Dios ha ordenado que se hagan, pero que son difíciles de aceptar, como la orden de quitar la piedra. Como Creador soberano, Dios tiene toda la autoridad y ha dado órdenes que deben cumplirse. ¿Vives una vida de total obediencia a lo que Dios ha ordenado? Dios espera que obedezcas y te sometas a su voluntad. No temas, porque todo lo que Dios manda es para nuestro bien. Debemos obedecerlo, porque es lo que más nos conviene.
Hace tiempo, una joven miembro de iglesia me dijo: «Pastor, tengo treinta y tres años de edad, y durante más de doce años he esperado pacientemente encontrar un hombre digno para que sea mi esposo. He orado todos estos años para que Dios actuara, y nada ha sucedido. No puedo esperar más. Estoy decidida a aceptar lo que venga. Incluso a tener cualquier aventura amorosa fuera del matrimonio. Si Dios no actúa, actuaré yo».
Es una experiencia difícil. Pero tomar esa decisión es lanzarse por el camino de la rebelión. Lo que el cristiano debe saber es que, independientemente de lo que Dios se "demore", es mejor esperar pacientemente la revelación de su voluntad.
Dile a Dios esta mañana: «Señor, haz lo que quieras con mi vida. Maneja las cosas conforme a tu voluntad. Me someto a tu autoridad. Tú me amas y estoy seguro de que obrarás en mi favor».
Tomado de la matutina Siempre Gozosos
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