El nombre "Dios Altísimo" significaba mucho para Abram. En hebreo se dice El Elyon. Este nombre de Dios se usaba a menudo en relación con Israel mientras 'se encontraba entre las naciones gentiles. Junto con ese nombre se hace la declaración de que es «poseedor de los cielos y de la tierra». No importa dónde esté, siempre está en eí centro de control de este mundo y de toda la creación. En los días más antiguos del pueblo de Dios, circulaba la idea de que Dios estaba localizado en el territorio de Israel. Dominaba únicamente dentro de los límites del territorio de su pueblo. Fuera de su territorio, el dominio lo tenían otros dioses. Ese era un concepto errado y Dios deseaba que entendieran mejor su naturaleza divina. De ahí que, mediante distintos mensajes, viniese a decir: «Poseo el cielo y la tierra; yo los hice, son míos. Las fuentes de las aguas, los animales; todo me pertenece».La propuesta que le hace el rey de Sodoma a Abram, «Dame las personas, y toma para ti los bienes» (Gen. 14: 21), es absurda. Sodoma, con su rey a la cabeza, había sido derrotada; el rey no tenía nada que ofrecer, y tampoco tenía derecho a pedir nada. Esto ilustra muy bien a Satanás, quien es un adversario derrotado. Fue vencido en la cruz del Calvario. Satanás no tiene derecho a negociar. Cada día hace grandes ofertas. Pero la única manera en que puede hacer algo es a través del engaño. Es el autor de la mentira. Es lo único que puede hacer. Fue vencido, totalmente derrotado, en la cruz. Abram le dijo decididamente al rey de Sodoma: «Nada tomaré de todo lo que es tuyo». El rey de Sodoma pensaba que sus dioses eran los dueños de Sodoma. Abram le enseñó que el Dios Altísimo es el poseedor de los cielos y de la tierra.La frase que pronunció Abram —«Nada tomaré de todo lo que es tuyo»— tiene una gran enseñanza para nosotros hoy. Debemos memorizarla y usarla constantemente. Cuando el diablo nos haga sus falsas ofertas, cuando nos ofrezca sus engaños, deberíamos decirle inmediatamente: «No deseo nada de lo que me ofreces. La paz que necesito, la solución al problema que me angustia, el remedio para la enfermedad que me debilita, el consuelo para el dolor que me agobia solo se encuentran en el Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra».
Tomado de la Matutina Gozosos para Siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario