Estamos inmersos en una cultura que promueve el éxito personal. La industria del éxito es muy próspera. Los libros de mayor venta en el mundo entero son los que generalmente llevan títulos del estilo de Métodos para alcanzar el éxito, Éxito a su alcance, Éxito para tontos o El éxito en cinco lecciones.En las librerías hay secciones enteras dedicadas a libros de superación personal. Pero en todos los años que llevo visitando librerías, nunca he visto un libro que lleve por título Cómo ayudar a otro a alcanzar el éxito. Por desgracia, nuestra cultura se ha sumido en las tinieblas del más negro egoísmo. En esta cultura nadie compraría un libro con una temática y un título semejantes. Quizá por eso nadie se ha atrevido a escribir un libro para ayudar a los demás a obtener el éxito.Uno de los personajes que, en mi opinión, merece mucho respeto y admiración es Jonatán, el hijo del rey Saúl. La Biblia nos dice con toda claridad que Jonatán era un buen hijo, respetuoso de su padre. De acuerdo a ¡a cultura y a la práctica ancestral, Jonatán, hijo primogénito de Saúl, era el heredero natural del trono de su padre. Habría sido normal que Jonatán hiciera todo lo posible para consolidarse como el siguiente rey de Israel. Una vez, el rey le dijo: «Todo el tiempo que el hijo de Isaí viva sobre la tierra, ni tú serás firme, ni tu reino» (1 Sam. 20: 31).Lo interesante y asombroso es que Jonatán quería compartir el verdadero éxito con Dios y con David. Él sabía que Dios desaprobaba la conducta de su padre, y que había elegido a David para ocupar el trono. Jonatán entendía que la clave del éxito verdadero se encuentra en aceptar los designios y la voluntad de Dios. Era tal el sometimiento de Jonatán a los designios divinos que estaba dispuesto a hacer todo lo que era humanamente posible para que su amigo David alcanzara el éxito. Por eso, le aseguro: «Lo que deseare tu alma haré por ti» (1 Sam. 20: 4).El mundo está lleno de personas que buscan su propio éxito. Dios, en cambio, busca personas que sean la excepción de esa regla. Busca cristianos genuinos que quieran poner en primer lugar a Dios y a los demás. Como dijo el apóstol Pablo, «en cuanto a honra, dad preferencia a los otros» (Rom. 12: 10).El mundo tiene la necesidad apremiante de hombres y mujeres que piensen como Jonatán. ¿Podrás tú ser un Jonatán para alguien hoy?
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