Pidan, y Dios les dará. Mateo 7: 7 Después de que se abriera la escuela en la aldea, Jai Ram continuó compartiendo el amor de Jesús con quien quisiera escucharlo. Un joven, después de escuchar las historias de la Biblia, mostró interés en ser bautizado. Pero tenía un gran problema. Tenía que trabajar siete días a la semana para el hombre más importante de la aldea a fin de pagar la gran deuda que su padre había contraído con él. Jai Ram y el maestro Singh fueron a ver al terrateniente y le preguntaron si podía liberar al joven de sus obligaciones todos los sábados, de manera que pudiese santificarlos. —De ninguna manera —dijo el hombre—. La sequía es muy grave y tiene que regar los campos a diario. Bastaría con que dejásemos de hacerlo un solo día para que la cosecha se echase a perder. Jai Ram no veía dónde estaba el problema. —¿Ha escuchado alguna vez la historia de Elias y aquella gran sequía que duró años? Por supuesto, el adorador de ídolos jamás había leído la Biblia. Jai Ram le contó la historia y le hizo una pregunta. —Si oro a Dios y él envía lluvia, ¿permitirá que el joven guarde el sábado? El hombre pensó un momento. —Bueno, quizá pueda darle fiesta un sábado, pero uno solo. Jai Ram sacudió la cabeza. —No, necesita que le dé fiesta todos los sábados. ¿Qué le parece si pedimos a Dios que traiga mucha lluvia, tanta que no tenga que regar durante meses? El terrateniente se calmó. —Si llueve tanto, podrá librar todos los sábados. Pero eso no sucederá. Hemos rogado a nuestros dioses y no nos han enviado lluvia. Vuestras oraciones tampoco funcionarán. Jai Ram sabía que todo es posible para el Dios del cielo. En pocas horas el terrateniente también lo sabría. (Continuará.)
Tomado de la MAtutina El viaje Increíble
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