Y él les tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza (S. Mateo 10: 30).
Años atrás nos tocó vivir en Durango y por diversas razones nos cambiamos a una casa más pequeña. Mientras mi esposo salía a su trabajo, mis hijos y yo nos quedábamos para acomodar las cosas y desocupar las cajas, una tras otra. Un día mientras buscaba los zapatitos de mi bebé, encontré solamente uno. Después de buscar en cajas, bolsas y demás le dije a mi hijo mayor: «Dios sabe dónde están todas las cosas, vamos a pedirle en oración que nos ayude». Así que oramos y luego seguí buscando. Al abrir una maleta apareció el zapatito perdido. En ese momento nos arrodillamos de nuevo dándole gracias a Dios por haber contestado nuestra oración. No sé a cuántas de ustedes les haya acontecido algo similar, pero en lo personal me alegra saber que Dios está atento a todo lo que me sucede, ya se trate de situaciones complejas en mi vida o detalles aparentemente insignificantes. Sí, Dios nos ama y mantiene su mirada sobre cada una de nosotras y está dispuesto a ayudarnos cuando se lo pedimos. A veces pareciera que estamos solas en nuestras tareas cotidianas y que en los detalles insignificantes nosotras mismas nos privamos de la bendición de Dios. Queremos solucionar solas nuestros problemas, pero te invito a que pruebes a Dios y cuando enfrentes cualquier detalle, por muy pequeño que éste sea, llévaselo a Dios, confía en él y verás la manera tan maravillosa que él tiene para solucionarlo. Recuerda que ningún pajarillo cae a tierra sin que Dios lo permita, y más valemos nosotras que muchos pajarillos, pues aun nuestros cabellos están todos contados.
Años atrás nos tocó vivir en Durango y por diversas razones nos cambiamos a una casa más pequeña. Mientras mi esposo salía a su trabajo, mis hijos y yo nos quedábamos para acomodar las cosas y desocupar las cajas, una tras otra. Un día mientras buscaba los zapatitos de mi bebé, encontré solamente uno. Después de buscar en cajas, bolsas y demás le dije a mi hijo mayor: «Dios sabe dónde están todas las cosas, vamos a pedirle en oración que nos ayude». Así que oramos y luego seguí buscando. Al abrir una maleta apareció el zapatito perdido. En ese momento nos arrodillamos de nuevo dándole gracias a Dios por haber contestado nuestra oración. No sé a cuántas de ustedes les haya acontecido algo similar, pero en lo personal me alegra saber que Dios está atento a todo lo que me sucede, ya se trate de situaciones complejas en mi vida o detalles aparentemente insignificantes. Sí, Dios nos ama y mantiene su mirada sobre cada una de nosotras y está dispuesto a ayudarnos cuando se lo pedimos. A veces pareciera que estamos solas en nuestras tareas cotidianas y que en los detalles insignificantes nosotras mismas nos privamos de la bendición de Dios. Queremos solucionar solas nuestros problemas, pero te invito a que pruebes a Dios y cuando enfrentes cualquier detalle, por muy pequeño que éste sea, llévaselo a Dios, confía en él y verás la manera tan maravillosa que él tiene para solucionarlo. Recuerda que ningún pajarillo cae a tierra sin que Dios lo permita, y más valemos nosotras que muchos pajarillos, pues aun nuestros cabellos están todos contados.
Irene Juárez de Roblero
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.
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