miércoles, 9 de septiembre de 2009

DEL CORAZÓN A LA BOCA

El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que abunda en su corazón habla su boca. Lucas 6: 45

Zig Ziglar cuenta la historia de una empresa que buscaba a alguien que pudiera hablar en una gran reunión que iba a celebrar. La empresa se puso en contacto con un conferenciante del cual alguien había oído hablar y le pidió que enviara algunas muestras de los discursos que había dado. El orador les envió las cintas tal como le habían solicitado. Al cabo de unas semanas, recibió una llamada del organizador de la reunión. —Lo siento —empezó el hombre—. Me temo que no podremos contar con sus servicios. —¿Por qué no? —preguntó el conferenciante. —Verá. Sin duda alguna, usted es ameno, pero nos hemos percatado de que su lenguaje no es todo lo correcto que debiera y sus chistes son subidos de tono. —No se preocupe —rio el conferenciante—. Cuando hable para su grupo, eliminaré todo eso. —Lo siento —dijo el organizador—. Pero me parece que cambiar su discurso no resolvería el problema. Lo que buscábamos es un orador que no use malas palabras en ninguna circunstancia. Los juramentos y el lenguaje soez son signos de que alguien está inseguro, enfadado o inseguro y enfadado. Las palabras ofensivas jamás proceden de un corazón alegre. Algunos jóvenes que no se sienten bien consigo mismos usan las malas palabras para impresionar a sus amigos. Piensan que los hace parecer valientes e importantes. Pero nadie se enorgullece de tener un amigo con una lengua de estropajo.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

No hay comentarios:

Publicar un comentario