Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios (5. Mateo 5: 9).
Cuando Dios creó este mundo hizo al hombre y a la mujer para que gozaran de felicidad, armonía y paz. Los rodeó de todo lo que necesitaban, incluso les dio normas y preceptos divinos, mismos que les ayudarían a conservar esa felicidad y paz interior. No solo les dio un hogar bellísimo, sino que les dio instrucciones para que vivieran una vida eterna y feliz. Tristemente el pecado entró en el mundo, rompió la paz que Dios quería que sus hijos experimentaran y, como resultado, en nuestro diario caminar encontramos personas con corazones vacíos, ansiosos, tristes y preocupados. La raza humana ha llegado a un punto en el que no experimenta la paz interior, ¡cuántos hogares y comunidades han sido afectados con esta carencia! Al tomar en cuenta el versículo seleccionado para hoy, me pregunto: como hijas de Dios, ¿nos ha colocado a ti y a mí en nuestros hogares y en el vecindario donde vivimos para que «trabajemos por la paz»? ¿Cómo puede una mujer «trabajar por la paz»?
La lista puede continuar. Hay muchas cosas que como mujeres podemos hacer para lograr la paz: «Doquiera reine su espíritu, morará la paz. Y habrá también gozo, porque habrá una serena y santa confianza en Dios» (El Deseado de todas las gentes, p. 127).
Cuando Dios creó este mundo hizo al hombre y a la mujer para que gozaran de felicidad, armonía y paz. Los rodeó de todo lo que necesitaban, incluso les dio normas y preceptos divinos, mismos que les ayudarían a conservar esa felicidad y paz interior. No solo les dio un hogar bellísimo, sino que les dio instrucciones para que vivieran una vida eterna y feliz. Tristemente el pecado entró en el mundo, rompió la paz que Dios quería que sus hijos experimentaran y, como resultado, en nuestro diario caminar encontramos personas con corazones vacíos, ansiosos, tristes y preocupados. La raza humana ha llegado a un punto en el que no experimenta la paz interior, ¡cuántos hogares y comunidades han sido afectados con esta carencia! Al tomar en cuenta el versículo seleccionado para hoy, me pregunto: como hijas de Dios, ¿nos ha colocado a ti y a mí en nuestros hogares y en el vecindario donde vivimos para que «trabajemos por la paz»? ¿Cómo puede una mujer «trabajar por la paz»?
- Tener una vida de devoción diaria a través del estudio de la Palabra de Dios y la oración.
- Con un espíritu alegre y apacible.
- Tratar con bondad a cada miembro de la familia independientemente de lo que hagan o dejen de hacer.
- Ingerir alimentos sanos y nutritivos, libres de sustancias irritantes o nocivas.
- Dedicar tiempo para el ejercicio físico.
- Mantener una casa limpia y ordenada.
- Escuchar música cristiana que eleve el corazón.
- Reflexionar durante el día en las promesas de Dios.
- Compartir con otros lo que Jesús significa para ti y lo que él ha hecho para salvar a cada uno.
- Perseverar en oración por nuestra familia y vecinos.
La lista puede continuar. Hay muchas cosas que como mujeres podemos hacer para lograr la paz: «Doquiera reine su espíritu, morará la paz. Y habrá también gozo, porque habrá una serena y santa confianza en Dios» (El Deseado de todas las gentes, p. 127).
Natalia Castro de Espinosa
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.
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