jueves, 22 de marzo de 2012

ÉL NUNCA FALLA

Cercano está Jehová a todos los que lo invocan (Salmo 145:18).

Durante las dos últimas semanas las palabras de un corito que aprendí hace algunos años han estado resonando en mi mente, como una alabanza a Dios por su fidelidad.
He comprobado en más de una ocasión que Dios siempre está muy cerca de mí. Recuerdo el día cuando me dispuse de manera frenética a comprar una torta para celebrar el cumpleaños de uno de mis compañeros de trabajo. Lo acostumbrado en algunos lugares es ordenar el bizcocho el día anterior, pero en aquella ocasión yo había olvidado por completo hacer el pedido.
En la primera pastelería no tenían tortas enteras. Paré rápidamente en otras dos, pero fue inútil. Mientras tanto, le pedía a Dios que me ayudara a encontrar el bizcocho que necesitaba y a regresar a tiempo a la oficina antes de que mi compañero se marchara. Únicamente me faltaba por visitar una panadería y tan pronto como entré observé el mostrador: ¡allí estaba! La única torta que quedaba. El Señor había respondido mi oración y había hecho provisión para que el cumpleaños de mi amigo fuera algo muy especial.
En otra ocasión desperté en medio de la noche pensando en Joyce. A pesar de que ella era solo una conocida, no podía sacarla de mi mente. Así que me arrodillé y oré a Dios para que ayudara a Joyce en cualquier circunstancia o dificultad que estuviera atravesando. Días después supe que Joyce había estado muy enferma aquella misma noche, precisamente en el momento en que yo no podía dejar de pensar en ella. Dios escuchó mi oración y la sanó.
También recuerdo a Kenesha, quien se disponía a ir a Francia con el fin de trabajar como docente, pero necesitaba el dinero para su boleto. La fecha de salida se acercaba y aun cuando habíamos estado orando y contactando a algunas personas, no habíamos tenido éxito. Finalmente, una semana antes de su partida, alguien envió la suma exacta que ella necesitaba, lo que le permitió viajar de acuerdo con sus planes.
Mi querida hermana, pienso en lo misericordioso que ha sido Dios conmigo. Le agradezco por el constante amor y por la protección que me ha prodigado. Él nunca me ha fallado y tampoco te fallará a ti.
Señor, Ayúdame a nunca defraudarte.

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Carol Joy Fider

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