¡Su maldad y su violencia caerán sobre su propia cabeza! Salmo 7:16
En el libro Cheaper By The Dozen (Doce en casa), su autora, Ernestina Carey cuenta cómo era crecer en una familia de seis muchachos y seis jovencitas. Sus padres, Krank y Lillian Gilbreth, eran expertos en el tema de la educación de los hijos. Su mejor escuela fueron los suyos propios. En un episodio, se descubrió que todos los hijos mayores, excepto Martha, tenían las amígdalas hinchadas. En aquel tiempo era práctica común extirpar las amígdalas enfermas. Por eso el Sr. Gilbreth hizo los arreglos necesarios para que el Dr. Burlón fuese a su casa y practicara las operaciones en la mesa de la cocina. Aquel día Martha se quedaría en casa de su tía. A los niños no se les permitió que comieran nada en absoluto desde la noche anterior. Por eso, como todos sus hermanos y hermanas se quedaban sin cenar, Martha les describió lo que iba a comer a la mañana siguiente mientras ellos pasaban por la operación. —Tía Anne siempre tiene tarta de manzana para desayunar. Y tiene un bote de rosquillas en la despensa. Mañana por la mañana, mientras esperen el bisturí, yo pensaré en ustedes. Me comeré una rosquilla a la salud de cada uno de ustedes. Al día siguiente, cuando el doctor empezó a operar, descubrió que las amígdalas de Ernestina estaban bien. Se había confundido; la que tenía que estar ahí era Martha, no Ernestina. Por esa razón, Martha tuvo que pasar por la mesa de operaciones con el estómago lleno de rosquillas y tarta de manzana. Ya te puedes imaginar cómo se sentía cuando despertó de la anestesia. Marta se había regodeado dando envidia a sus hermanos con el magnífico desayuno que comería. Pero su festín anticipado acabó en agonía. «Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes» no es solo una manera amable de actuar, sino la más sabia. A menudo, nos sucede lo mismo que a los demás.
Tomado de la Matutina El vieja Increíble.
En el libro Cheaper By The Dozen (Doce en casa), su autora, Ernestina Carey cuenta cómo era crecer en una familia de seis muchachos y seis jovencitas. Sus padres, Krank y Lillian Gilbreth, eran expertos en el tema de la educación de los hijos. Su mejor escuela fueron los suyos propios. En un episodio, se descubrió que todos los hijos mayores, excepto Martha, tenían las amígdalas hinchadas. En aquel tiempo era práctica común extirpar las amígdalas enfermas. Por eso el Sr. Gilbreth hizo los arreglos necesarios para que el Dr. Burlón fuese a su casa y practicara las operaciones en la mesa de la cocina. Aquel día Martha se quedaría en casa de su tía. A los niños no se les permitió que comieran nada en absoluto desde la noche anterior. Por eso, como todos sus hermanos y hermanas se quedaban sin cenar, Martha les describió lo que iba a comer a la mañana siguiente mientras ellos pasaban por la operación. —Tía Anne siempre tiene tarta de manzana para desayunar. Y tiene un bote de rosquillas en la despensa. Mañana por la mañana, mientras esperen el bisturí, yo pensaré en ustedes. Me comeré una rosquilla a la salud de cada uno de ustedes. Al día siguiente, cuando el doctor empezó a operar, descubrió que las amígdalas de Ernestina estaban bien. Se había confundido; la que tenía que estar ahí era Martha, no Ernestina. Por esa razón, Martha tuvo que pasar por la mesa de operaciones con el estómago lleno de rosquillas y tarta de manzana. Ya te puedes imaginar cómo se sentía cuando despertó de la anestesia. Marta se había regodeado dando envidia a sus hermanos con el magnífico desayuno que comería. Pero su festín anticipado acabó en agonía. «Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes» no es solo una manera amable de actuar, sino la más sabia. A menudo, nos sucede lo mismo que a los demás.
Tomado de la Matutina El vieja Increíble.
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