lunes, 16 de noviembre de 2009

AMOR DE VERDAD

Traten a todos con amor, de la misma manera que Cristo nos amó. Efesios 5:2.

Una de las razones por las que nos cuesta tanto entender el amor de Dios es porque pensamos que es como el nuestro, no mejor. Jamás estuvimos tan lejos de la realidad. El amor de Dios es totalmente contrario al nuestro. Forma parte de su reino cabeza abajo.
Nuestro amor es condicional. Amamos a los que nos aman. Mientras las condiciones sean las adecuadas, podemos amar mucho. Pero si cambian las condiciones, si un amigo habla de nosotros a nuestras espaldas, entonces, nuestro amor se desvanece.
Dios, al contrario, ama a las personas sin importarle lo que hagan. No podemos hacer nada para que nos ame más o nos ame menos.
Nuestro amor también es egoísta. Amamos a las personas que hacen cosas agradables para nosotros.
Pero el amor de Dios es completamente generoso. Te ama, no por lo que puedas hacer por él, sino porque eres hijo suyo.
Es triste decirlo, pero nuestro amor también es temporal. Cuando la gente se casa se promete que estarán juntos hasta que la muerte los separe. Pero en muchos hogares los problemas hacen que las familias se separen. Y el amor que existía entre el esposo y la esposa, que se suponía que tenía que durar para siempre, se acaba.
Pero el amor de Dios es eterno. Te amó incluso antes de que nacieras. Y te amará por toda la eternidad. Creo que incluso los que rechazan el don de la vida eterna siempre tendrán un lugar en su corazón.
La única manera de poder amar a Dios es aceptar su amor en lugar del nuestro. El amor es un don. Pídeselo cada día.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

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