Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque ella es fuente de vida. Proverbios 4:23
En la antigüedad, los guardas de las puertas de una ciudad tenían un trabajo muy importante. La manera en que desempeñan su tarea determinada la seguridad de la gente en la ciudad.
Cuando un extranjero pedía entrar a la ciudad, el guarda tenía que decidir si era seguro permitírselo. También era responsabilidad del guarda cerrar las puertas en caso de que se acercase un enemigo.
Uno cuantos siglos antes de que naciera Jesús, los chinos empezaron a construir la Gran Muralla. Creían que amurallados y aislándose del resto del mundo podrían protegerse de los ejércitos enemigos. La construcción de la muralla, que se extiende a lo largo de más de 6,400 kilómetros, duró unos 2,000 años. Aun así, cuando la muralla estuvo terminada, los chinos ya habían sido invadidos tres veces.
Las fuerzas enemigas no entraron derribando la muralla o trepando por ella. Pasaron por el muro engañando a los guardas.
Los ojos, las orejas y la imaginación son las puertas por las que las influencias exteriores entran a nuestra mente. Satanás, el enemigo de nuestra alma, hace todo lo que puede para encontrar una manera de abrirse paso a través de nuestras defensas. Sabe que lo que permitamos que pase por las puertas determinará nuestras elecciones. Por eso Satanás, está tan presente en el mundo del entretenimiento.
La música, las películas, las revistas, los programas de televisión, los videojuegos, los deportes y el baile están diseñados cuidadosamente para infiltrarse y abrir una brecha en el carácter. Cuando estamos cansados, aburridos o sentimos curiosidad, es fácil que bajemos la guardia.
Haríamos bien en modificar un conocido refrán japonés y convertirlo en nuestro lema para no ver ni pensar en nada que sea malo.
Vigilar las puertas no es solo un trabajo difícil. Es una cuestión de vida o muerte.
Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.
En la antigüedad, los guardas de las puertas de una ciudad tenían un trabajo muy importante. La manera en que desempeñan su tarea determinada la seguridad de la gente en la ciudad.
Cuando un extranjero pedía entrar a la ciudad, el guarda tenía que decidir si era seguro permitírselo. También era responsabilidad del guarda cerrar las puertas en caso de que se acercase un enemigo.
Uno cuantos siglos antes de que naciera Jesús, los chinos empezaron a construir la Gran Muralla. Creían que amurallados y aislándose del resto del mundo podrían protegerse de los ejércitos enemigos. La construcción de la muralla, que se extiende a lo largo de más de 6,400 kilómetros, duró unos 2,000 años. Aun así, cuando la muralla estuvo terminada, los chinos ya habían sido invadidos tres veces.
Las fuerzas enemigas no entraron derribando la muralla o trepando por ella. Pasaron por el muro engañando a los guardas.
Los ojos, las orejas y la imaginación son las puertas por las que las influencias exteriores entran a nuestra mente. Satanás, el enemigo de nuestra alma, hace todo lo que puede para encontrar una manera de abrirse paso a través de nuestras defensas. Sabe que lo que permitamos que pase por las puertas determinará nuestras elecciones. Por eso Satanás, está tan presente en el mundo del entretenimiento.
La música, las películas, las revistas, los programas de televisión, los videojuegos, los deportes y el baile están diseñados cuidadosamente para infiltrarse y abrir una brecha en el carácter. Cuando estamos cansados, aburridos o sentimos curiosidad, es fácil que bajemos la guardia.
Haríamos bien en modificar un conocido refrán japonés y convertirlo en nuestro lema para no ver ni pensar en nada que sea malo.
Vigilar las puertas no es solo un trabajo difícil. Es una cuestión de vida o muerte.
Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.
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