En mi angustia clamo a ti, porque tú me respondes. Salmo 86:7.
Tom Ferguson vivía en tiempos del salvaje oeste. Su trabajo era ent.rregar dinero a los ranchos de la zona para pagar los salarios mensuales. Era un trabajo peligroso porque siempre había bandidos a quienes les encantaba apropiarse del dinero que llevaba. Una tarde, mientras iba de camino por un camino polvoriento y solitario, vio que algo se movía detrás de unos árboles, un poco más allá de la carretera, a su derecha, Rápidamente, dirigió el caballo hacia la izquierda y se escondió detrás de unas rocas, Apenas pasó un tiempo que escuchó a alguien que gritaba desde los árboles. —¡Eh!, Tom, arroja el dinero al camino y te dejaremos volver al pueblo. No queremos líos. Solo queremos el dinero. Tom sabía que su reputación se basaba en su capacidad de llevar el dinero de forma segura de un lugar a otro. No estaba dispuesto a ceder a las demandas de los bandidos. —Lo siento, muchachos. No van a obtener nada de mí. —Ya lo veremos —respondió el bandido—. No tenemos prisa. Podemos esperar hasta que estés dispuesto a cooperar. Tom no respondió. Se limitó a disparar al aire. —¿Qué sucede? ¿Es que no sabes disparar? —bromeó el otro bandido. Tom disparó una bala más y bajó el rifle. —Le disparé al cable del telégrafo —dijo—. Muy pronto estará aquí la brigada de reparaciones. Estoy seguro que estarán encantados de entregarlos al sheriff. Cuando Tom se encontró en una situación tensa no quiso resolverla por sus propios medios. Pidió ayuda del exterior. Cuando tenemos problemas, también podemos usar ayuda exterior. Dios está dispuesto y ansioso por ayudarnos en momentos difíciles. Si lo llamamos, vendrá en nuestra ayuda y hará lo que sea necesario para rescatarnos.
Tomado de la Matutina El vieja Increíble.
Tom Ferguson vivía en tiempos del salvaje oeste. Su trabajo era ent.rregar dinero a los ranchos de la zona para pagar los salarios mensuales. Era un trabajo peligroso porque siempre había bandidos a quienes les encantaba apropiarse del dinero que llevaba. Una tarde, mientras iba de camino por un camino polvoriento y solitario, vio que algo se movía detrás de unos árboles, un poco más allá de la carretera, a su derecha, Rápidamente, dirigió el caballo hacia la izquierda y se escondió detrás de unas rocas, Apenas pasó un tiempo que escuchó a alguien que gritaba desde los árboles. —¡Eh!, Tom, arroja el dinero al camino y te dejaremos volver al pueblo. No queremos líos. Solo queremos el dinero. Tom sabía que su reputación se basaba en su capacidad de llevar el dinero de forma segura de un lugar a otro. No estaba dispuesto a ceder a las demandas de los bandidos. —Lo siento, muchachos. No van a obtener nada de mí. —Ya lo veremos —respondió el bandido—. No tenemos prisa. Podemos esperar hasta que estés dispuesto a cooperar. Tom no respondió. Se limitó a disparar al aire. —¿Qué sucede? ¿Es que no sabes disparar? —bromeó el otro bandido. Tom disparó una bala más y bajó el rifle. —Le disparé al cable del telégrafo —dijo—. Muy pronto estará aquí la brigada de reparaciones. Estoy seguro que estarán encantados de entregarlos al sheriff. Cuando Tom se encontró en una situación tensa no quiso resolverla por sus propios medios. Pidió ayuda del exterior. Cuando tenemos problemas, también podemos usar ayuda exterior. Dios está dispuesto y ansioso por ayudarnos en momentos difíciles. Si lo llamamos, vendrá en nuestra ayuda y hará lo que sea necesario para rescatarnos.
Tomado de la Matutina El vieja Increíble.
No hay comentarios:
Publicar un comentario