He colocado mi arcoíris en las nubes, el cual servirá como señal de mi pacto con la tierra. Génesis 9:13
El arcoíris más hermoso y espectacular que yo haya visto jamás, lo pude contemplar cuando laboraba en el entonces Colegio de linda Vista, hoy Universidad de Linda Vista, en Chiapas, estado sureño de México. Había llovido toda la mañana y al mediodía me encontraba en mi casa para almorzar. De repente, al mirar por la ventana, apareció la incomparable figura del arcoíris, como si tocara a la puerta para entrar a nuestra casa. Lo maravilloso era que se posaba sobre la pequeña plaza de la institución frente a la oficina de la dirección y la biblioteca. ¡El deslumbrante arco de colores iniciaba su trayectoria desde nuestro campus! De inmediato, corrí a buscar a mis pequeños y juntos nos apresuramos para ir a colocarnos en el interior de una de las coloridas columnas de aquel espectáculo visual único en nuestras vidas. Estábamos muy emocionados y nos preparamos para sumergirnos en sus colores. Pero cuando llegamos, ¡qué decepción!, ya no estaba allí. Se había posado sobre las montañas. Así que entramos de nuevo a la casa un poco tristes por haber tenido tan cerca el arcoíris y no habernos podido dar un baño con sus delicados colores. Frente a las crisis de nuestra vida, cada vez que nos sentimos libres de temor, es porque el arcoíris de la gracia divina brilla en nuestros corazones. Podemos mirar hacia el futuro con seguridad y esperanza. De esta manera somos «bañados» por los colores de la gracia y la justicia de Dios. En el mismo centro del universo, alrededor del trono de Dios, hay un arcoíris que representa la promesa eterna de que nunca nos abandonará.
«Cristo ha hecho toda provisión para que seamos fuertes. Nos ha dado su Espíritu Santo, cuyo oficio es recordarnos todas las promesas que Cristo ha hecho, para que tengamos paz y una dulce sensación de perdón». MJ 105
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna
El arcoíris más hermoso y espectacular que yo haya visto jamás, lo pude contemplar cuando laboraba en el entonces Colegio de linda Vista, hoy Universidad de Linda Vista, en Chiapas, estado sureño de México. Había llovido toda la mañana y al mediodía me encontraba en mi casa para almorzar. De repente, al mirar por la ventana, apareció la incomparable figura del arcoíris, como si tocara a la puerta para entrar a nuestra casa. Lo maravilloso era que se posaba sobre la pequeña plaza de la institución frente a la oficina de la dirección y la biblioteca. ¡El deslumbrante arco de colores iniciaba su trayectoria desde nuestro campus! De inmediato, corrí a buscar a mis pequeños y juntos nos apresuramos para ir a colocarnos en el interior de una de las coloridas columnas de aquel espectáculo visual único en nuestras vidas. Estábamos muy emocionados y nos preparamos para sumergirnos en sus colores. Pero cuando llegamos, ¡qué decepción!, ya no estaba allí. Se había posado sobre las montañas. Así que entramos de nuevo a la casa un poco tristes por haber tenido tan cerca el arcoíris y no habernos podido dar un baño con sus delicados colores. Frente a las crisis de nuestra vida, cada vez que nos sentimos libres de temor, es porque el arcoíris de la gracia divina brilla en nuestros corazones. Podemos mirar hacia el futuro con seguridad y esperanza. De esta manera somos «bañados» por los colores de la gracia y la justicia de Dios. En el mismo centro del universo, alrededor del trono de Dios, hay un arcoíris que representa la promesa eterna de que nunca nos abandonará.
«Cristo ha hecho toda provisión para que seamos fuertes. Nos ha dado su Espíritu Santo, cuyo oficio es recordarnos todas las promesas que Cristo ha hecho, para que tengamos paz y una dulce sensación de perdón». MJ 105
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna
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