Si uno vuelve a edificar lo que antes había destruido, se hace transgresor (Calatas 2: 18).
Otro peligro que se tiene al no entender correctamente el mensaje de la justificación por la fe se refleja en las siguientes palabras procedentes de la pluma inspirada: «Este asunto es tan oscuramente comprendido, que miles y miles que pretenden ser hijos de Dios son hijos del maligno, porque dependen de sus propias obras» (Mensaje selectos, t. 1, p. 402-403).
Tanto en esta cita como en la de ayer se habla de comprensión. Alguien podría pensar que estamos manejando el concepto de que las personas se salvan por un determinado conocimiento, al estilo del gnosticismo cristiano del primer siglo de nuestra era, que enseñaba que las personas se salvaban por el conocimiento que tenían. Pero en la fe cristiana las personas se salvan por tener fe en Cristo. El conocimiento salvador del cristianismo es un conocimiento práctico que implica una relación de fe con la persona de Jesús de Nazaret. Si no entendemos y comprendemos el evangelio correctamente, podemos caminar lejos de Cristo, que es la salvación, y por lo tanto, perdernos. Pero si nos perdemos es por falta de Cristo, no por falta de conocimiento doctrinal. Si no se entiende el evangelio, o si se lo entiende incorrectamente, una persona puede desembocar muy lejos de Cristo, en una religión de salvación por obras que no tiene nada que ver con los méritos de Cristo. Tal religión es mortal. Además, de acuerdo al evangelio, no todos los seres humanos son hijos de Dios. En un sentido natural, todos lo somos, pues hemos sido creados por Dios. Pero somos verdaderamente hijos de Dios cuando somos adoptados en la familia de Dios. Esto solo se logra aceptando a Cristo como nuestro Salvador personal. Sin embargo, es lamentable que personas que han llegado a ser hijos de Dios, pierdan este estatus al adoptar una religión por obras sin Cristo. También es triste que no sean pocos los que hacen eso. ¡Que Dios nos guarde de cometer ese error!
Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C.
Otro peligro que se tiene al no entender correctamente el mensaje de la justificación por la fe se refleja en las siguientes palabras procedentes de la pluma inspirada: «Este asunto es tan oscuramente comprendido, que miles y miles que pretenden ser hijos de Dios son hijos del maligno, porque dependen de sus propias obras» (Mensaje selectos, t. 1, p. 402-403).
Tanto en esta cita como en la de ayer se habla de comprensión. Alguien podría pensar que estamos manejando el concepto de que las personas se salvan por un determinado conocimiento, al estilo del gnosticismo cristiano del primer siglo de nuestra era, que enseñaba que las personas se salvaban por el conocimiento que tenían. Pero en la fe cristiana las personas se salvan por tener fe en Cristo. El conocimiento salvador del cristianismo es un conocimiento práctico que implica una relación de fe con la persona de Jesús de Nazaret. Si no entendemos y comprendemos el evangelio correctamente, podemos caminar lejos de Cristo, que es la salvación, y por lo tanto, perdernos. Pero si nos perdemos es por falta de Cristo, no por falta de conocimiento doctrinal. Si no se entiende el evangelio, o si se lo entiende incorrectamente, una persona puede desembocar muy lejos de Cristo, en una religión de salvación por obras que no tiene nada que ver con los méritos de Cristo. Tal religión es mortal. Además, de acuerdo al evangelio, no todos los seres humanos son hijos de Dios. En un sentido natural, todos lo somos, pues hemos sido creados por Dios. Pero somos verdaderamente hijos de Dios cuando somos adoptados en la familia de Dios. Esto solo se logra aceptando a Cristo como nuestro Salvador personal. Sin embargo, es lamentable que personas que han llegado a ser hijos de Dios, pierdan este estatus al adoptar una religión por obras sin Cristo. También es triste que no sean pocos los que hacen eso. ¡Que Dios nos guarde de cometer ese error!
Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C.
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