miércoles, 24 de febrero de 2010

EL PRECIO DE LA VIDA ETERNA

«Para los hombres es imposible», aclaró Jesús, mirándolos fijamente, «mas para Dios todo es posible». Mateo 19:26.

Jesús acababa de dejar a un joven, que ganó su aprecio en el primer encuentro, según se registra en el Evangelio de Marcos, que no pudo reclutar porque «tenía muchas posesiones». ¡No lo pudo incorporar a sus seguidores! ¿Entonces qué pasó con aquello de que «para Dios todo es posible»?
El joven rico jamás iba a poder vencer su egoísmo y su deseo de acumular más riqueza sin la ayuda de Jesús. El muchacho tenía una buena percepción de Jesús, a quien le llamó «Maestro» (vers. 16). Además, exhibía una conducta aceptable, pues dio un claro testimonio de su obediencia a la Ley durante su corta vida.
—¿Qué más me falta?—, preguntó a Jesús.
—Anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres —respondió el Señor.
¿Acaso exigió Jesús un requisito demasiado elevado a este joven? ¿Te imaginas deshacerte de tanto? Y no para conseguir dinero en efectivo e invertirlo en algún negocio, sino, ¡para regalarlo a los pobres!
¿Lo imaginas más tarde conversando con sus amigos?
—¿Me creerían si les dijera que hoy fui a comprar la vida eterna?
—Pero, ¿qué dices?—, preguntaron los amigos.
—Sí, es en serio. Hoy fui a comprar la vida eterna. —¿Y la compraste? Con eso de que tú puedes comprar todo lo que quieras, podría existir una posibilidad.
—No, no la compré.
—¿Acaso no te alcanzó el dinero?
¿Cuánto dinero es necesario para comprar la vida eterna? Yo pienso que el requerimiento de Cristo no fue demasiado alto. Simplemente estaba a la altura de lo que el joven había venido a buscar. Jesús le puso un precio a la vida eterna: «Debes dar todo lo que tienes».
«Nosotros, y todo lo que tenemos, pertenece a Dios. No deberíamos considerar un sacrificio el darle el afecto de nuestro corazón». MJ 68


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

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