En medio de todas estas promesas de perdón y segundad, resulta incomprensible, por lo menos para algunos, que haya un pecado que Dios no pueda perdonar. El Señor dijo lo siguiente: «Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón» (Luc. 12: 10).
¿En qué consiste este pecado contra el Espíritu Santo que no puede ser perdonado por Dios? ¿No puede el Espíritu Santo llevar a una persona al arrepentimiento por haber hablado contra él? ¿Qué implica este pecado que un Dios perdonador no pueda perdonar?
El contexto de la declaración del Señor en el Evangelio de Mateo es que los fariseos, que presenciaron la sanidad de un hombre que estaba endemoniado, dijeron que él expulsaba los demonios por el poder del príncipe de los demonios, no por el Espíritu Santo. Rechazaron la evidencia que se les dio, y rechazaron al Espíritu de Dios que los quería convencer del mesianismo de Jesús. Así que nos damos cuenta de que la blasfemia contra el Espíritu no es un acto pecaminoso, sino una actitud. Las personas, ante la evidencia que el Espíritu da, la rechazan y la atribuyen a Satanás. En eso consiste la blasfemia contra el Espíritu, en rechazar persistentemente el llamado del Espíritu Santo. ¿Puede Dios perdonar eso? No puede. Dios llama, pero no puede forzar a nadie. Dios invita, pero no puede obligar a que se acepte su invitación. Quienes rechacen persistentemente los llamados de la misericordia divina, finalmente se perderán. Dios, el Todopoderoso, ha decidido que no obligará a nadie a hacer algo contra su voluntad. Dios decidió darnos esa libertad, y la respetará hasta el fin.
Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C
¿En qué consiste este pecado contra el Espíritu Santo que no puede ser perdonado por Dios? ¿No puede el Espíritu Santo llevar a una persona al arrepentimiento por haber hablado contra él? ¿Qué implica este pecado que un Dios perdonador no pueda perdonar?
El contexto de la declaración del Señor en el Evangelio de Mateo es que los fariseos, que presenciaron la sanidad de un hombre que estaba endemoniado, dijeron que él expulsaba los demonios por el poder del príncipe de los demonios, no por el Espíritu Santo. Rechazaron la evidencia que se les dio, y rechazaron al Espíritu de Dios que los quería convencer del mesianismo de Jesús. Así que nos damos cuenta de que la blasfemia contra el Espíritu no es un acto pecaminoso, sino una actitud. Las personas, ante la evidencia que el Espíritu da, la rechazan y la atribuyen a Satanás. En eso consiste la blasfemia contra el Espíritu, en rechazar persistentemente el llamado del Espíritu Santo. ¿Puede Dios perdonar eso? No puede. Dios llama, pero no puede forzar a nadie. Dios invita, pero no puede obligar a que se acepte su invitación. Quienes rechacen persistentemente los llamados de la misericordia divina, finalmente se perderán. Dios, el Todopoderoso, ha decidido que no obligará a nadie a hacer algo contra su voluntad. Dios decidió darnos esa libertad, y la respetará hasta el fin.
Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C
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