lunes, 1 de marzo de 2010

ES INCREÍBLE, PERO GRATIS

¡No puede ser! Más bien, como ellos, creemos que somos salvos por la grada de nuestro Señor Jesús (Hechos 75: 71).

En este día le invito a reflexionar en otra característica de la justificación que se menciona frecuentemente en el Nuevo Testamento: La justificación es por gracia. Este, de paso, es otro de los postulados de la Reforma: "Sola gratia", solo por gracia. A esta premisa podríamos llegar por puro razonamiento, si no tuviéramos una declaración bíblica contundente. Si la justificación no se puede obtener por obras meritorias, y si la fe por la que se obtiene no es un mérito, entonces se obtiene gratis. Eso es lo que significa gracia: Algo que se recibe gratis, un don inmerecido que da la misericordia de Dios. Pero hallamos declaraciones categóricas en este respecto. Por ejemplo: «Pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó» (Rom. 3: 24). La gracia es un sinónimo de misericordia. Nos salvó por su misericordia, porque no teniendo ningún mérito propio, nos hallábamos perdidos y sin esperanza. Su don inmerecido de justicia fue concedido por su bondad sin límites. Puesto que no pudimos hacer nada, se nos dio gratis.
Pero resulta increíble que este elemento gratuito de la salvación haga tropezar a muchos. Cuando nos dan algo gratis, lo pensamos dos veces. No estamos acostumbrados a que nos den gratis las cosas. Lo que es gratis resulta sospechoso en nuestra cultura moderna. ¿Qué pensaría si recibiera una carta o una llamada telefónica donde le dicen que se ha ganado una casa gratis? ¿Lo creería? Muy a pesar de los sorteos radiofónicos y televisivos, estoy seguro que lo pensaría dos veces, y haría averiguaciones antes de creerlo. Las cosas gratis no son creíbles. Como dice el refrán popular: «No hay nada gratis en esta vida; si hay algo, ponlo bajo sospecha». Por esta razón, cuando se nos dice que la salvación es gratis, nos cuesta trabajo aceptarlo. No debiéramos te¬ner duda, porque el que lo dice es Dios. Y él no miente ni estafa.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C

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