domingo, 2 de enero de 2011

JESÚS OCUPÓ TU LUGAR

«Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos», Juan 15: 13.

Una vieja leyenda cuenta que en cierto país lejano vivió un hombre que fue un soldado valiente, y expuso su vida para salvar a su patria. En recompensa se lo nombró juez. Con el tiempo, la gente se dio cuenta de que impartía justicia correctamente.
Una vez tuvo que juzgar a un hombre y lo sentenció a 25 años de prisión. Vio la mirada triste del prisionero al escuchar la sentencia, pero nada se podía hacer para cambiarla. El día transcurrió y el juez no podía olvidar aquella mirada triste. Por la tarde se dirigió a su casa, decidido a descansar del día de trabajo que había tenido, pero no pudo conciliar el sueño.
Sus pensamientos en la cama lo llevaron a tomar una decisión que a nadie comunicó. Se levantó, se vistió y fue a la cárcel a la cual. Entró sin dificultades y se dirigió a la celda donde estaba el hombre que había sentenciado a 25 años de prisión. Lo despertó; le dijo que se desvistiera rápidamente y le diera su ropa. Así podía vestirse con la ropa del juez y salir para estar libre. El prisionero rápidamente obedeció, se vistió con la otra ropa y salió sin ser descubierto. Mientras recorría las calles disfrutando la libertad, en la prisión se encontraba el juez que había tomado su lugar.
¿No te parece maravilloso el gran amor de Dios, que envió a Jesús, nuestro amigo, a tomar tu lugar y el mío para librarnos de la muerte eterna, y podamos vivir? Agradece hoy lo que ha hecho por ti; comparte a un amigo o vecino el gran amor de Dios al permitir que Jesús diera su vida para salvarnos.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

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