Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare. Salmo 4:3.
El mar, aquella tarde, parecía un potro herido por mil espuelas. Las olas rompían enloquecidas, con sonido de tragedia y sabor de muerte. Y era justamente la muerte que se acercaba a Lidia, amenazadora e inminente. La joven rubia, de pequitas en el rostro, sentía que sus fuerzas habían llegado al límite. Extenuada, agotada y desesperada, veía aproximarse el fin de su corta existencia. Nacida en un hogar ateo, sentía que, en su vida, no había cabida para las cosas del espíritu. No obstante, aquella tarde gris, sin gaviotas, ni sol ni alegría; aquella lúgubre tarde, al sentir que nada más podía hacer para salvarse, elevó los ojos al cielo y clamó: "¡Señor, sálvame!"
La respuesta no demoró. Se desmayó, y perdió consciencia de las cosas. Pero, cuando despertó, percibió que estaba viva: un pescador, que retornaba a casa por causa de la tormenta, la había visto y la había rescatado.
Lidia es hoy una enfermera cristiana, que dedica su vida a Dios y a la humanidad, en un país africano. Ella conoce de manera práctica lo que el versículo de hoy quiere expresar: "Dios ha escogido al piadoso para sí".
Dios tiene un plan maravilloso para ti. A veces, por esas cosas de la vida, pierdes el rumbo de tus ideales y empiezas a correr tras valores pasajeros, olvidando el sueño de Dios para tu vida. Y las propias circunstancias adversas del camino que escogiste son el instrumento de Dios para traerte de regreso a la realidad de tus ideales.
Dios te ha escogido. Nada ni nadie será capaz de destruir el sueño divino para ti. Por eso, siempre estará dispuesto a oírte y a extenderte la mano, cada vez que lo necesites y lo busques.
Las preguntas de hoy son: ¿Hacia dónde te diriges? ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Estás zozobrando en las turbulentas y destructoras aguas del vicio? ¡Clama a Dios! Él oirá tu grito, correrá en tu dirección, te extenderá la mano y hará nacer un nuevo día para ti.
Nada está perdido para los que creen en Dios. Nunca es tarde para los que reconocen que no tienen fuerzas, y vuelven los ojos a él, en busca de ayuda. Por eso hoy, antes de salir a encarar los afanes de un nuevo día, recuerda que: "Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare".
Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón
El mar, aquella tarde, parecía un potro herido por mil espuelas. Las olas rompían enloquecidas, con sonido de tragedia y sabor de muerte. Y era justamente la muerte que se acercaba a Lidia, amenazadora e inminente. La joven rubia, de pequitas en el rostro, sentía que sus fuerzas habían llegado al límite. Extenuada, agotada y desesperada, veía aproximarse el fin de su corta existencia. Nacida en un hogar ateo, sentía que, en su vida, no había cabida para las cosas del espíritu. No obstante, aquella tarde gris, sin gaviotas, ni sol ni alegría; aquella lúgubre tarde, al sentir que nada más podía hacer para salvarse, elevó los ojos al cielo y clamó: "¡Señor, sálvame!"
La respuesta no demoró. Se desmayó, y perdió consciencia de las cosas. Pero, cuando despertó, percibió que estaba viva: un pescador, que retornaba a casa por causa de la tormenta, la había visto y la había rescatado.
Lidia es hoy una enfermera cristiana, que dedica su vida a Dios y a la humanidad, en un país africano. Ella conoce de manera práctica lo que el versículo de hoy quiere expresar: "Dios ha escogido al piadoso para sí".
Dios tiene un plan maravilloso para ti. A veces, por esas cosas de la vida, pierdes el rumbo de tus ideales y empiezas a correr tras valores pasajeros, olvidando el sueño de Dios para tu vida. Y las propias circunstancias adversas del camino que escogiste son el instrumento de Dios para traerte de regreso a la realidad de tus ideales.
Dios te ha escogido. Nada ni nadie será capaz de destruir el sueño divino para ti. Por eso, siempre estará dispuesto a oírte y a extenderte la mano, cada vez que lo necesites y lo busques.
Las preguntas de hoy son: ¿Hacia dónde te diriges? ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Estás zozobrando en las turbulentas y destructoras aguas del vicio? ¡Clama a Dios! Él oirá tu grito, correrá en tu dirección, te extenderá la mano y hará nacer un nuevo día para ti.
Nada está perdido para los que creen en Dios. Nunca es tarde para los que reconocen que no tienen fuerzas, y vuelven los ojos a él, en busca de ayuda. Por eso hoy, antes de salir a encarar los afanes de un nuevo día, recuerda que: "Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare".
Tomado de meditaciones matinales para adultos
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Por Alejandro Bullón
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