Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Juan 15:14.
¡Te consideras amigo de Jesús? Responde antes de seguir leyendo. Jesús acepta a todos los que quieren ser sus amigos, pero para mantenernos en esa relación debemos vivir según su voluntad. Como nuestro Salvador, él sabe qué es lo mejor para nuestra vida y desea que hagamos su voluntad. Hacer la voluntad de Jesús es evidencia de que somos sus amigos.
Sé que no es fácil, no lo fue en la antigüedad y tampoco lo es ahora. Pedro se decía amigo de Jesús, lo acompañó a todas partes, presenció sus grandes milagros, atesoró sus extraordinarias enseñanzas y lo vio rodeado con la majestad divina en el monte de la transfiguración. Él estaba seguro que era amigo de Jesús porque hacía lo que él le mandaba, pero su confianza estaba en sí mismo y no en su Señor.
Delante de los otros discípulos, Pedro aseguró: "Señor, dispuesto estoy a ir contigo no solo a la cárcel, sino también a la muerte" (Lúe. 22:33). Su afirmación fue totalmente sincera, pues Pedro jamás imaginó que negaría a su amado Maestro. Pero lo hizo. No se conocía a sí mismo totalmente y negó tres veces al Amigo que se estaba entregando por él.
Hoy es posible volver a cometer el error de Pedro, porque el enemigo de las almas no quiere que seamos amigos de Jesús. A él le importa que seamos amigos solo de palabra, pero no de hechos. Jesús nos dijo: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando", y el enemigo dice: "Ustedes dicen que son sus amigos, pero hacen los que les venga en gana". Sin quererlo, eso fue lo que vivió Pedro. Dijo ser amigo de Jesús, pero en el momento de la prueba falló.
Tú también corres el riesgo de caer como Pedro si no pones tu confianza en Jesús. Puedes hacer firmes promesas de leer la Biblia todos los días, pero el enemigo pondrá mil excusas en tu mente para que falles; puedes proponerte orar tres veces al día, pero Satanás te mostrará que no es tan importante orar tantas veces; puedes asegurarle a Dios que dejarás de decir malas palabras, pero al estar con tus amigos volverás a decirlas como antes; puedes razonar que no volverás a mirar pornografía, pero cuando menos te lo esperes estarás otra vez con páginas obscenas delante de tus ojos.
Entonces, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo se puede ser amigo de Jesús si es tan difícil hacer lo que él pide? Para lograrlo debes hacer lo mismo que Pedro, que dejó de tener confianza en sí mismo para confiar en Jesús. Al final de sus días, cumplió la promesa de morir por su Amigo, ya que como mártir cristiano lo crucificaron cabeza abajo. La clave está en unir el esfuerzo humano con el poder divino.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela
¡Te consideras amigo de Jesús? Responde antes de seguir leyendo. Jesús acepta a todos los que quieren ser sus amigos, pero para mantenernos en esa relación debemos vivir según su voluntad. Como nuestro Salvador, él sabe qué es lo mejor para nuestra vida y desea que hagamos su voluntad. Hacer la voluntad de Jesús es evidencia de que somos sus amigos.
Sé que no es fácil, no lo fue en la antigüedad y tampoco lo es ahora. Pedro se decía amigo de Jesús, lo acompañó a todas partes, presenció sus grandes milagros, atesoró sus extraordinarias enseñanzas y lo vio rodeado con la majestad divina en el monte de la transfiguración. Él estaba seguro que era amigo de Jesús porque hacía lo que él le mandaba, pero su confianza estaba en sí mismo y no en su Señor.
Delante de los otros discípulos, Pedro aseguró: "Señor, dispuesto estoy a ir contigo no solo a la cárcel, sino también a la muerte" (Lúe. 22:33). Su afirmación fue totalmente sincera, pues Pedro jamás imaginó que negaría a su amado Maestro. Pero lo hizo. No se conocía a sí mismo totalmente y negó tres veces al Amigo que se estaba entregando por él.
Hoy es posible volver a cometer el error de Pedro, porque el enemigo de las almas no quiere que seamos amigos de Jesús. A él le importa que seamos amigos solo de palabra, pero no de hechos. Jesús nos dijo: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando", y el enemigo dice: "Ustedes dicen que son sus amigos, pero hacen los que les venga en gana". Sin quererlo, eso fue lo que vivió Pedro. Dijo ser amigo de Jesús, pero en el momento de la prueba falló.
Tú también corres el riesgo de caer como Pedro si no pones tu confianza en Jesús. Puedes hacer firmes promesas de leer la Biblia todos los días, pero el enemigo pondrá mil excusas en tu mente para que falles; puedes proponerte orar tres veces al día, pero Satanás te mostrará que no es tan importante orar tantas veces; puedes asegurarle a Dios que dejarás de decir malas palabras, pero al estar con tus amigos volverás a decirlas como antes; puedes razonar que no volverás a mirar pornografía, pero cuando menos te lo esperes estarás otra vez con páginas obscenas delante de tus ojos.
Entonces, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo se puede ser amigo de Jesús si es tan difícil hacer lo que él pide? Para lograrlo debes hacer lo mismo que Pedro, que dejó de tener confianza en sí mismo para confiar en Jesús. Al final de sus días, cumplió la promesa de morir por su Amigo, ya que como mártir cristiano lo crucificaron cabeza abajo. La clave está en unir el esfuerzo humano con el poder divino.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela
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