Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Salmo 126:5.
Una de las tantas características de dos personas enamoradas es que desean estar todo el tiempo juntas. Todo momento resulta agradable para conversar, hacer planes para el futuro y disfrutar de un momento de intimidad afectiva. Pero uno de los problemas que muchas parejas tienen es encontrar un equilibrio entre el tiempo para estar juntas y el tiempo para las responsabilidades.
En muchos casos sucede que quien busca a otra persona con propósitos serios para formar una familia, también está en la etapa de la capacitación profesional. Saber distribuir el tiempo sin perjudicar ninguna de las partes puede ser difícil cuando no existe un buen sistema de prioridades.
No puedo hablar del noviazgo y dejar de recordar los momentos difíciles que tuvimos que afrontar con quien hoy es mi esposa, al tener que separarnos por los compromisos con nuestras carreras universitarias. Vivíamos a pocas cuadras de distancia, íbamos a la misma universidad, pero nuestros horarios eran tan diferentes que en el último año de novios solo nos veíamos los viernes y sábados de noche. Como los sábados durante el día salía con un grupo misionero de la universidad a atender algunas iglesias de la zona, ni siquiera podíamos compartir juntos el culto sabático. En una de sus cartas, esa novia dolida me escribió: "Te extraño un montón, me encantaría vivir contigo para no tener que separarnos más... No puedo esperar hasta la próxima vez que nos veamos, ¿cuándo vas a volver?"
Nos extrañábamos, nos recordábamos y sentíamos que ese año nunca pasaría, pero pasó. Hoy, ya juntos para siempre, cada tanto viene a nuestra memoria lo difícil que fue ese tiempo de separación. Por otra parte, vemos cómo la mano de Dios nos permitió realizar una siembra responsable en el terreno profesional. El salmista también comprendía lo difícil que resulta a veces efectuar una buena siembra, y por eso se refirió a "los que sembraron con lágrimas". Esas lágrimas derramadas por el dolor de la separación, de la fatiga, del deseo de ver una tarea culminada, no quedarían sin fruto, ya que luego agregó, "con regocijo segarán".
Si tienes que mantenerte separado de la persona que amas con el propósito de estudiar o capacitarte profesionalmente, no dejes de hacerlo. Si ella realmente te ama, te comprenderá y sabrá que al final es para el bien de ambos. Todo lo que tiene valor e importancia en esta vida no viene sin un sacrificio previo, y es conveniente que tú y esa persona lo tengan en cuenta.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela
Una de las tantas características de dos personas enamoradas es que desean estar todo el tiempo juntas. Todo momento resulta agradable para conversar, hacer planes para el futuro y disfrutar de un momento de intimidad afectiva. Pero uno de los problemas que muchas parejas tienen es encontrar un equilibrio entre el tiempo para estar juntas y el tiempo para las responsabilidades.
En muchos casos sucede que quien busca a otra persona con propósitos serios para formar una familia, también está en la etapa de la capacitación profesional. Saber distribuir el tiempo sin perjudicar ninguna de las partes puede ser difícil cuando no existe un buen sistema de prioridades.
No puedo hablar del noviazgo y dejar de recordar los momentos difíciles que tuvimos que afrontar con quien hoy es mi esposa, al tener que separarnos por los compromisos con nuestras carreras universitarias. Vivíamos a pocas cuadras de distancia, íbamos a la misma universidad, pero nuestros horarios eran tan diferentes que en el último año de novios solo nos veíamos los viernes y sábados de noche. Como los sábados durante el día salía con un grupo misionero de la universidad a atender algunas iglesias de la zona, ni siquiera podíamos compartir juntos el culto sabático. En una de sus cartas, esa novia dolida me escribió: "Te extraño un montón, me encantaría vivir contigo para no tener que separarnos más... No puedo esperar hasta la próxima vez que nos veamos, ¿cuándo vas a volver?"
Nos extrañábamos, nos recordábamos y sentíamos que ese año nunca pasaría, pero pasó. Hoy, ya juntos para siempre, cada tanto viene a nuestra memoria lo difícil que fue ese tiempo de separación. Por otra parte, vemos cómo la mano de Dios nos permitió realizar una siembra responsable en el terreno profesional. El salmista también comprendía lo difícil que resulta a veces efectuar una buena siembra, y por eso se refirió a "los que sembraron con lágrimas". Esas lágrimas derramadas por el dolor de la separación, de la fatiga, del deseo de ver una tarea culminada, no quedarían sin fruto, ya que luego agregó, "con regocijo segarán".
Si tienes que mantenerte separado de la persona que amas con el propósito de estudiar o capacitarte profesionalmente, no dejes de hacerlo. Si ella realmente te ama, te comprenderá y sabrá que al final es para el bien de ambos. Todo lo que tiene valor e importancia en esta vida no viene sin un sacrificio previo, y es conveniente que tú y esa persona lo tengan en cuenta.
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