jueves, 14 de abril de 2011

DOMINIO PROPIO

El que fácilmente se enoja hará locuras. Proverbios 14:17.

Ese mediodía me tocaba acompañar a un grupo numeroso de alumnos que tenían entre 14 y 15 años de edad. Desde hacía tiempo querían jugar al futbol curso contra curso, y si bien era el profesor de Educación Física quien dirigía y organizaba los partidos, yo tenía la "responsabilidad" de relatar el partido con un megáfono, imitando a los locutores radiales. El partido comenzó y había gran tensión en los dos equipos; todos estaban poniendo su máximo esfuerzo, se preocupaban tanto del ataque como en cuidar su propio arco. A su vez, los delanteros trabajaban arduamente para abrir el marcador, no solo para que el gol fuera escuchado en todo el colegio a través del megáfono, sino también porque los aficionados ("hinchas") de cada equipo anhelaban el triunfo de sus favoritos.
Hubo una falta por parte de uno de los jugadores, el árbitro la sanciono inmediatamente, pero el jugador agredido, vociferando un sinnúmero de malas palabras, se levantó rápidamente y ataco con sus puños al jugador contrario. Muchos intentaron detener al agresor, pero fue tarde, toda la ira incontenible se desbordo en un memento y el partido se suspendió para detener la pelea. El que había cometido la falta estaba en el suelo, había recibido tres golpes de puño, uno de ellos en su nariz, y esta no dejaba de sangrar. Muchos de los alumnos increparon al agresor, quien al verse perseguido, monto en su bicicleta y huyo del colegio.
Al día siguiente, ya más tranquilo, llego al colegio con la cabeza gacha y me dijo: "Capellán, me descontrole. No sé qué me paso. Perdóneme".
¿Te ha pasado algo así? No todos tienen el problema de perder el dominio propio, pero la gran mayoría de las personas se "desborda" por ciertos motivos particulares. Muchos pierden el control como jugadores o aficionados de algún deporte. Algunos demuestran su enojo al discutir con sus padres, otros cuando están a solas con la persona que aman.
El Rey del cielo sabe que cuando a una persona la superan las circunstancias termina siendo dominada por el enemigo. En esos momentos se pueden cometer "locuras" por un arranque de enojo. Claro, no es fácil desarrollar el dominio propio, pero está a nuestro alcance si recurrimos al Espíritu divino para que nos lo otorgue, ya que es uno de los frutos del Espíritu. Hoy, antes de comenzar las actividades de este día, no dejes de acercarte al Salvador en oración para que su influencia de tolerancia y dominio propio transforme tu carácter.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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