Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mateo 18:15.
Una alumna llego muy enojada a mi oficina, y después de cerrar la puerta tras ella, hacerla tomar asiento y procurar calmarla, le pregunte: "¿Que te está pasando?" Suspiró por unos segundos y luego me pregunto: “¿Capellán, por qué son tan chismosos en este colegio?” Comentarios hirientes sobre su persona, muchos de ellos sin fundamentos y basados en mentiras, hablan ocasionado dolor y tristeza en el corazón de esta joven que se veía ultrajada por personas en quienes alguna vez había confiado.
El chisme es lo que alguien dice de otro a sus espaldas, en la mayoría de los casos con una connotación negativa, con el resultado de causar daño a la reputación de la persona. ¿Por qué se produce tanto dolor con el chisme? Porque la persona que fue objeto se entera lo que se dijo de ella y no lo que le dijeron a ella.
Moisés, inspirado por Dios cuando dio las leyes morales y nacionales, dijo a los israelitas: "No andarás chismeando entre tu pueblo" (Lev. 19:16); también Salomón como poeta y rey exhorto: "El que anda en chismes descubre el secreto; no te entremetas, pues, con el suelto de lengua" (Prov. 20:19). Pedro, como apóstol y pastor de la iglesia cristiana naciente, aconsejo: "Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal" (1 Ped. 3:10).
Quizá te preguntes por qué este pecado tan doloroso se encuentra en todos los círculos sociales y es tan atractivo. El mismo Salomón te responde: "Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas" (Prov. 18:8); pero el hecho que sea atrayente no significa que pierde su malignidad, ya que Jesús ubico a este pecado junto con otros de horrenda magnitud al decir: "Porque de adentro, es decir, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos, los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes" (Mar. 7:21, 22, Dios había hoy; la cursiva ha sido añadida).
¿Que debes hacer para erradicar esta maldad del corazón? En primer lugar, frena rápidamente a aquel que llega a contarte el error de un tercero. No lo dejes continuar, detenlo de inmediato. En segundo lugar, aplica el consejo bíblico que nos dice: "Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano". ¡Cuánto daño se podría evitar si cada persona chismosa aplicara este principio! ¡Cuántos estarían en nuestra iglesia y jamás la habrían dejado si el consejo de Jesús se hubiera llevado a la practicar! En tercer lugar, desde hoy y para siempre, deja que Cristo tome tu voluntad y con su sangre preciosa te permita vivir una vida santificada.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Una alumna llego muy enojada a mi oficina, y después de cerrar la puerta tras ella, hacerla tomar asiento y procurar calmarla, le pregunte: "¿Que te está pasando?" Suspiró por unos segundos y luego me pregunto: “¿Capellán, por qué son tan chismosos en este colegio?” Comentarios hirientes sobre su persona, muchos de ellos sin fundamentos y basados en mentiras, hablan ocasionado dolor y tristeza en el corazón de esta joven que se veía ultrajada por personas en quienes alguna vez había confiado.
El chisme es lo que alguien dice de otro a sus espaldas, en la mayoría de los casos con una connotación negativa, con el resultado de causar daño a la reputación de la persona. ¿Por qué se produce tanto dolor con el chisme? Porque la persona que fue objeto se entera lo que se dijo de ella y no lo que le dijeron a ella.
Moisés, inspirado por Dios cuando dio las leyes morales y nacionales, dijo a los israelitas: "No andarás chismeando entre tu pueblo" (Lev. 19:16); también Salomón como poeta y rey exhorto: "El que anda en chismes descubre el secreto; no te entremetas, pues, con el suelto de lengua" (Prov. 20:19). Pedro, como apóstol y pastor de la iglesia cristiana naciente, aconsejo: "Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal" (1 Ped. 3:10).
Quizá te preguntes por qué este pecado tan doloroso se encuentra en todos los círculos sociales y es tan atractivo. El mismo Salomón te responde: "Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas" (Prov. 18:8); pero el hecho que sea atrayente no significa que pierde su malignidad, ya que Jesús ubico a este pecado junto con otros de horrenda magnitud al decir: "Porque de adentro, es decir, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos, los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes" (Mar. 7:21, 22, Dios había hoy; la cursiva ha sido añadida).
¿Que debes hacer para erradicar esta maldad del corazón? En primer lugar, frena rápidamente a aquel que llega a contarte el error de un tercero. No lo dejes continuar, detenlo de inmediato. En segundo lugar, aplica el consejo bíblico que nos dice: "Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano". ¡Cuánto daño se podría evitar si cada persona chismosa aplicara este principio! ¡Cuántos estarían en nuestra iglesia y jamás la habrían dejado si el consejo de Jesús se hubiera llevado a la practicar! En tercer lugar, desde hoy y para siempre, deja que Cristo tome tu voluntad y con su sangre preciosa te permita vivir una vida santificada.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
No hay comentarios:
Publicar un comentario