Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra. Números 12:3.
A traves de las películas actuales se promueven antivalores como la ira, la rebeldía, el odio y la intemperancia. Un tema popular de las películas de acción es el siguiente: Primero se muestra al protagonista, quien disfruta de una vida cotidiana feliz. Luego "los malos" lo agreden y le matan a un ser querido. Entonces el hombre apacible se transforma, con un odio y una ira descomunal, en un asesino más feroz que los mismos "malos". Aprovechando todos los elementos de violencia a su alcance, luchara y vengara su desdicha y el daño sufrido, y la película concluye con la idea de que, gracias a su venganza, ha recuperado algo de la felicidad anterior.
Sin embargo, no solo las películas muestran este grado de violencia humana. También los noticieros traen plasmados en sus páginas o videos la triste huella de la decadencia humana. Hombres iracundos, delincuentes y homicidas, padres que lloran el homicidio inexplicable de un hijo, mujeres que piden la vida de un violador y la lucha contra el narcotráfico son algunas de las tristes notas que se muestran en los horarios de mayor audiencia.
Y no es para menos; porque el apóstol Pablo profetizo que en los últimos días vendrían "hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios" (2 Tim. 3:2-4).
¿Podemos los cristianos aceptar esa norma de conducta? ¿Debemos los seguidores de Jesús compartir semejante actitud? ¡Que nunca nos suceda! La norma de Cristo eleva a la humanidad, no la rebaja, y esa norma de justicia debe ser el ideal que cada joven cristiano procure alcanzar.
Moisés, un hombre con las mismas tendencias al pecado que los demás, fue percibido por Dios como el hombre más manso "que había en la tierra", y esa mansedumbre también la reflejo Jesús cuando, teniendo el poder para librarse de sus verdugos, se entregó en la cruz para morir por nosotros.
Hoy tienes en tus manos dos opciones: aceptar el camino de la violencia que te propone la sociedad o vivir con mansedumbre y serenidad como lo hicieron Moisés y Jesús. Si tomas la segunda opción, el Señor se compromete a darte de su poder y a transformar tu corazón para que alcances la victoria
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela
A traves de las películas actuales se promueven antivalores como la ira, la rebeldía, el odio y la intemperancia. Un tema popular de las películas de acción es el siguiente: Primero se muestra al protagonista, quien disfruta de una vida cotidiana feliz. Luego "los malos" lo agreden y le matan a un ser querido. Entonces el hombre apacible se transforma, con un odio y una ira descomunal, en un asesino más feroz que los mismos "malos". Aprovechando todos los elementos de violencia a su alcance, luchara y vengara su desdicha y el daño sufrido, y la película concluye con la idea de que, gracias a su venganza, ha recuperado algo de la felicidad anterior.
Sin embargo, no solo las películas muestran este grado de violencia humana. También los noticieros traen plasmados en sus páginas o videos la triste huella de la decadencia humana. Hombres iracundos, delincuentes y homicidas, padres que lloran el homicidio inexplicable de un hijo, mujeres que piden la vida de un violador y la lucha contra el narcotráfico son algunas de las tristes notas que se muestran en los horarios de mayor audiencia.
Y no es para menos; porque el apóstol Pablo profetizo que en los últimos días vendrían "hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios" (2 Tim. 3:2-4).
¿Podemos los cristianos aceptar esa norma de conducta? ¿Debemos los seguidores de Jesús compartir semejante actitud? ¡Que nunca nos suceda! La norma de Cristo eleva a la humanidad, no la rebaja, y esa norma de justicia debe ser el ideal que cada joven cristiano procure alcanzar.
Moisés, un hombre con las mismas tendencias al pecado que los demás, fue percibido por Dios como el hombre más manso "que había en la tierra", y esa mansedumbre también la reflejo Jesús cuando, teniendo el poder para librarse de sus verdugos, se entregó en la cruz para morir por nosotros.
Hoy tienes en tus manos dos opciones: aceptar el camino de la violencia que te propone la sociedad o vivir con mansedumbre y serenidad como lo hicieron Moisés y Jesús. Si tomas la segunda opción, el Señor se compromete a darte de su poder y a transformar tu corazón para que alcances la victoria
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