Hice pacto con mis ojos; ¿Como, pues, había yo de mirar a una virgen? Job 31:1.
Estamos viviendo la cultura de la imagen. Todo está para mirar y ser mirado. Uno de los programas televisivos con más audiencia que copó la televisión argentina hace unos años, mostraba la intimidad de jóvenes y señoritas que Vivian juntos en una casa de campo. Las propagandas que incentivaban a mirar el programa, mostraban un gran ojo como espiando por una hendija, para captar la atención de aquellos que desean mirar más de lo permitido.
¿Por qué Job hizo un "pacto" con sus ojos? ¿Es pecado mirar? Todo depende que se mira y cuando se mira. Jesús hablo que en algunas ocasiones mirar es pecado: "Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adultero con ella en su corazón" (Mat. 5:28). El problema que revelan las Escrituras no está solamente en el hecho de mirar, sino lo que se produce luego en el pensamiento de quien observe detenidamente. El acto de desear desmedidamente a alguien, ansiar, anhelar y codiciar por la mirada, puede generar en la mente una serie de imágenes y pensamientos impuros que resultarían pecaminosos.
En el crecimiento espiritual que nuestro Padre desea que todos tengamos, la mente, el cuerpo y la vida espiritual están unidos íntimamente. No tiene gran valor que crezcas académicamente y logres varios títulos universitarios, que seas el mejor deportista o atleta de tu universidad, si espiritualmente estas en decadencia. El crecimiento tiene que ser parejo en todas las áreas de tu vida, y el área espiritual crece en la medida que aprendemos de la Biblia e imitamos a los grandes hombres y mujeres de fe.
Job sabía que no debía codiciar a ninguna mujer, por deseable que esta fuera. Años más tarde, Jesús ratifico la actitud de Job. Hoy día mirar a una mujer para codiciarla toma otras formas, ya que las imágenes de alto contenido erótico que se observan en todas partes y hasta en letreros publicitarios, producen el daño mental que Jesús trato de evitar tanto a solteros como a casados. Y todo esto no es solo para el género masculino, pues en nuestros días también las mujeres se deleitan con hombres que se exhiben semidesnudos con el propósito de ganar dinero.
Nuestro Creador nos dio el sentido de la vista para nuestra bendición, pero el enemigo de Dios intenta tornar esta bendición en algo pecaminoso. Por eso, no permitas que el mal tome control de tu vida, deja que el Creador y su Santo Espíritu dirijan todo lo que haces, incluso tus miradas.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela
Estamos viviendo la cultura de la imagen. Todo está para mirar y ser mirado. Uno de los programas televisivos con más audiencia que copó la televisión argentina hace unos años, mostraba la intimidad de jóvenes y señoritas que Vivian juntos en una casa de campo. Las propagandas que incentivaban a mirar el programa, mostraban un gran ojo como espiando por una hendija, para captar la atención de aquellos que desean mirar más de lo permitido.
¿Por qué Job hizo un "pacto" con sus ojos? ¿Es pecado mirar? Todo depende que se mira y cuando se mira. Jesús hablo que en algunas ocasiones mirar es pecado: "Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adultero con ella en su corazón" (Mat. 5:28). El problema que revelan las Escrituras no está solamente en el hecho de mirar, sino lo que se produce luego en el pensamiento de quien observe detenidamente. El acto de desear desmedidamente a alguien, ansiar, anhelar y codiciar por la mirada, puede generar en la mente una serie de imágenes y pensamientos impuros que resultarían pecaminosos.
En el crecimiento espiritual que nuestro Padre desea que todos tengamos, la mente, el cuerpo y la vida espiritual están unidos íntimamente. No tiene gran valor que crezcas académicamente y logres varios títulos universitarios, que seas el mejor deportista o atleta de tu universidad, si espiritualmente estas en decadencia. El crecimiento tiene que ser parejo en todas las áreas de tu vida, y el área espiritual crece en la medida que aprendemos de la Biblia e imitamos a los grandes hombres y mujeres de fe.
Job sabía que no debía codiciar a ninguna mujer, por deseable que esta fuera. Años más tarde, Jesús ratifico la actitud de Job. Hoy día mirar a una mujer para codiciarla toma otras formas, ya que las imágenes de alto contenido erótico que se observan en todas partes y hasta en letreros publicitarios, producen el daño mental que Jesús trato de evitar tanto a solteros como a casados. Y todo esto no es solo para el género masculino, pues en nuestros días también las mujeres se deleitan con hombres que se exhiben semidesnudos con el propósito de ganar dinero.
Nuestro Creador nos dio el sentido de la vista para nuestra bendición, pero el enemigo de Dios intenta tornar esta bendición en algo pecaminoso. Por eso, no permitas que el mal tome control de tu vida, deja que el Creador y su Santo Espíritu dirijan todo lo que haces, incluso tus miradas.
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