Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Efesios 6:13.
Octavio me miraba con sus ojos entornados, de fracaso e impotencia. Casi llegue a ver las telarañas que escondía en su mundo de frustraciones. En esa mirada, no había alegría; solo pesimismo. Eran dos baúles de promesas incumplidas.
He encontrado mucha gente como Octavio; para ellos, la victoria espiritual es solo un sueño. Nadie diría que se conformaron con una vida fracasada; ¡no! Luchan y se esfuerzan. No aceptan ser esclavos de vicios y de hábitos destructivos. Quieren proferir el grito de libertad; pero, cuanto más se esfuerzan, menos logran.
El versículo de hoy ensena el secrete de la victoria. El apóstol desarrolla el pensamiento a partir del versículo 10. Advierte que nuestra lucha no es contra un ser humano, sino contra un ser espiritual maligno. Lo llama "Príncipe de las tinieblas, en las regiones celestiales".
Después, concluye: "Por tanto"; en otras palabras: "Ya que es así". Ya que el enemigo que enfrentas todos los días es un ser espiritual, toma la armadura de Dios con el fin de que puedas resistir en el día malo. No te atrevas a luchar en solitario.
¿Sabes lo que es la "armadura de Dios"? El propio Dios, su compañerismo diario, su Espíritu en ti. Aquí, volvemos al mismo punto: el cristianismo es vida de compañerismo diario con Jesús. Vivir la vida normal, pero dirigiendo los pensamientos hacia Jesús: al comprar un vestido; al ingresar en un restaurante; en la escuela o en el lugar de trabajo. Tener siempre la conciencia de que el Señor Jesucristo está a tu lado. Desde que amanece hasta que anochece; en invierno o en verano. Cada instante.
Hoy puedes iniciar esta experiencia de comunión con Jesús. Si lo haces, te sentirás más seguro ante las dificultades y en la hora de la tentación. En vez de concentrarte en ti mismo y tratar de ser un vencedor con tus propias fuerzas, le contaras a tu amigo, al lado, lo que estas sintiendo; y, maravillosamente, veras como desaparece la tentación y te vuelves victorioso.
"Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes".
Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón
Octavio me miraba con sus ojos entornados, de fracaso e impotencia. Casi llegue a ver las telarañas que escondía en su mundo de frustraciones. En esa mirada, no había alegría; solo pesimismo. Eran dos baúles de promesas incumplidas.
He encontrado mucha gente como Octavio; para ellos, la victoria espiritual es solo un sueño. Nadie diría que se conformaron con una vida fracasada; ¡no! Luchan y se esfuerzan. No aceptan ser esclavos de vicios y de hábitos destructivos. Quieren proferir el grito de libertad; pero, cuanto más se esfuerzan, menos logran.
El versículo de hoy ensena el secrete de la victoria. El apóstol desarrolla el pensamiento a partir del versículo 10. Advierte que nuestra lucha no es contra un ser humano, sino contra un ser espiritual maligno. Lo llama "Príncipe de las tinieblas, en las regiones celestiales".
Después, concluye: "Por tanto"; en otras palabras: "Ya que es así". Ya que el enemigo que enfrentas todos los días es un ser espiritual, toma la armadura de Dios con el fin de que puedas resistir en el día malo. No te atrevas a luchar en solitario.
¿Sabes lo que es la "armadura de Dios"? El propio Dios, su compañerismo diario, su Espíritu en ti. Aquí, volvemos al mismo punto: el cristianismo es vida de compañerismo diario con Jesús. Vivir la vida normal, pero dirigiendo los pensamientos hacia Jesús: al comprar un vestido; al ingresar en un restaurante; en la escuela o en el lugar de trabajo. Tener siempre la conciencia de que el Señor Jesucristo está a tu lado. Desde que amanece hasta que anochece; en invierno o en verano. Cada instante.
Hoy puedes iniciar esta experiencia de comunión con Jesús. Si lo haces, te sentirás más seguro ante las dificultades y en la hora de la tentación. En vez de concentrarte en ti mismo y tratar de ser un vencedor con tus propias fuerzas, le contaras a tu amigo, al lado, lo que estas sintiendo; y, maravillosamente, veras como desaparece la tentación y te vuelves victorioso.
"Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes".
Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón
No hay comentarios:
Publicar un comentario