Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. Marcos 6:31.
La vida actual te lleva a andar "a mil por hora". Si quieres triunfar en la vida, si deseas obtener el éxito académico y profesional, tienes que esforzarte y trabajar duro. El esfuerzo en todas las áreas de la vida trae frutos abundantes de satisfacción y realización.
Pero, así como debes tener equilibrio en otras áreas de la vida, también debes tenerlo en el estudio y el trabajo. No tiene sentido trabajar y agotar tus fuerzas hasta enfermar la mente y el cuerpo, porque después no quedan energías para disfrutar el "premio". Es necesario esforzarse y entregarse por complete a la tarea asignada, pero también hay que separar tiempo para recrearse y descansar.
El Maestro de Galilea conocía las limitaciones humanas. Sus discípulos habían sido enviados de dos en dos para predicar las nuevas del reino. A las ciudades y aldeas que llegaron, instaron a que "los hombres se arrepintiesen. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban" (Mar. 6:12, 13).
Después de días de trabajo, los apóstoles llegaron con la alegría que produce el trabajo terminado. Con el gozo que solo Dios puede poner en el corazón, le contaron a Jesús "todo lo habían hecho, y lo que habían enseñado" (vers. 30). Con todo amor, el Salvador del mundo les dijo: "Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer". ¡Que privilegio tuvieron los discípulos! Descansar con la presencia física de Jesús a su lado.
Es posible que tú también te sientas agotado y necesites reposar de tus actividades. Para eso no basta con dormir, tienes que descansar a los pies de Jesús. El Hijo de Dios exhorto a sus oyentes: "Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os hare descansar" (Mat. 11:28), y esa misma invitación se te extiende hoy a ti. Entrégale en oración al divino Maestro tu carga, tu agotamiento, tu estrés y tus preocupaciones, que él está dispuesto a darte las fuerzas que necesitas.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
La vida actual te lleva a andar "a mil por hora". Si quieres triunfar en la vida, si deseas obtener el éxito académico y profesional, tienes que esforzarte y trabajar duro. El esfuerzo en todas las áreas de la vida trae frutos abundantes de satisfacción y realización.
Pero, así como debes tener equilibrio en otras áreas de la vida, también debes tenerlo en el estudio y el trabajo. No tiene sentido trabajar y agotar tus fuerzas hasta enfermar la mente y el cuerpo, porque después no quedan energías para disfrutar el "premio". Es necesario esforzarse y entregarse por complete a la tarea asignada, pero también hay que separar tiempo para recrearse y descansar.
El Maestro de Galilea conocía las limitaciones humanas. Sus discípulos habían sido enviados de dos en dos para predicar las nuevas del reino. A las ciudades y aldeas que llegaron, instaron a que "los hombres se arrepintiesen. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban" (Mar. 6:12, 13).
Después de días de trabajo, los apóstoles llegaron con la alegría que produce el trabajo terminado. Con el gozo que solo Dios puede poner en el corazón, le contaron a Jesús "todo lo habían hecho, y lo que habían enseñado" (vers. 30). Con todo amor, el Salvador del mundo les dijo: "Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer". ¡Que privilegio tuvieron los discípulos! Descansar con la presencia física de Jesús a su lado.
Es posible que tú también te sientas agotado y necesites reposar de tus actividades. Para eso no basta con dormir, tienes que descansar a los pies de Jesús. El Hijo de Dios exhorto a sus oyentes: "Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os hare descansar" (Mat. 11:28), y esa misma invitación se te extiende hoy a ti. Entrégale en oración al divino Maestro tu carga, tu agotamiento, tu estrés y tus preocupaciones, que él está dispuesto a darte las fuerzas que necesitas.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
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