Dijo: Dios: Sea la luz. Y fue la luz. (Génesis 1:1).
Lo primero que Dios pone al llegar a nuestras vidas es luz. La luz no solo representa vida, sino que nos trasmite seguridad en nuestro caminar. Mi abuelo materno permaneció quince años completamente ciego. Aunque para mí eso era terrible, siempre lo recuerdo alegre, jovial y servicial. El médico le recomendó que se operara, pero no le dio ninguna esperanza de recuperar la visión. Sin embargo, los milagros de Dios vienen cuando el hombre dice «no», ¿Has estado en una situación en la que un no enorme bloqueaba tu paso impidiéndole salir adelante?
Hay momentos en la vida en que la desesperación nos bloquea. No vemos la salida. No encontramos solución. No hay marcha atrás. No existe remedio para la enfermedad. No quedan recursos financieros. Y el gigante no se convierte en una muralla inexpugnable. Pero hoy quiero presentarte un sí. Ese si es Cristo Jesús. Él sabe que eres débil y que necesitas la luz para no tropezar en el camino de esta vida, por eso presenta un sí que, como poderoso guerrero, viene con el arma del Espíritu Santo y te hace encontrar esa victoria que antes no obtenías. Entonces, cuando el Mar Rojo, tormentoso, furioso y burlón, se presenta ante ti, si hay salida, si hay solución, si hay marcha adelante, si hay remedio para la enfermedad, si hay vida, si hay victoria.
¿Aceptaras la luz que Dios ve que es buena para tu vida? Si así lo decides, encontraras que no importa cuántos impedimentos coloque el enemigo en tu camino para obligarte a claudicar y volverte atrás, el sí de Dios marcha a tu lado y su luz ilumina tú sendero para que tu pie no tropiece.
Aceptar la luz de Cristo en tu vida no significa que no caerás. Más bien tus rodillas se lastimaran, tus lagrimas correrán, pero tu corazón cantara. Cantara porque la mano de Dios está junto a ti para volver a levantarte y señalarte el camino de la luz, el camino que te conducirá a la Canaán celestial. Clama hoy por esa luz y experimenta sus maravillas.
El camino de la victoria está iluminado por la luz que emana del Calvario.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Lo primero que Dios pone al llegar a nuestras vidas es luz. La luz no solo representa vida, sino que nos trasmite seguridad en nuestro caminar. Mi abuelo materno permaneció quince años completamente ciego. Aunque para mí eso era terrible, siempre lo recuerdo alegre, jovial y servicial. El médico le recomendó que se operara, pero no le dio ninguna esperanza de recuperar la visión. Sin embargo, los milagros de Dios vienen cuando el hombre dice «no», ¿Has estado en una situación en la que un no enorme bloqueaba tu paso impidiéndole salir adelante?
Hay momentos en la vida en que la desesperación nos bloquea. No vemos la salida. No encontramos solución. No hay marcha atrás. No existe remedio para la enfermedad. No quedan recursos financieros. Y el gigante no se convierte en una muralla inexpugnable. Pero hoy quiero presentarte un sí. Ese si es Cristo Jesús. Él sabe que eres débil y que necesitas la luz para no tropezar en el camino de esta vida, por eso presenta un sí que, como poderoso guerrero, viene con el arma del Espíritu Santo y te hace encontrar esa victoria que antes no obtenías. Entonces, cuando el Mar Rojo, tormentoso, furioso y burlón, se presenta ante ti, si hay salida, si hay solución, si hay marcha adelante, si hay remedio para la enfermedad, si hay vida, si hay victoria.
¿Aceptaras la luz que Dios ve que es buena para tu vida? Si así lo decides, encontraras que no importa cuántos impedimentos coloque el enemigo en tu camino para obligarte a claudicar y volverte atrás, el sí de Dios marcha a tu lado y su luz ilumina tú sendero para que tu pie no tropiece.
Aceptar la luz de Cristo en tu vida no significa que no caerás. Más bien tus rodillas se lastimaran, tus lagrimas correrán, pero tu corazón cantara. Cantara porque la mano de Dios está junto a ti para volver a levantarte y señalarte el camino de la luz, el camino que te conducirá a la Canaán celestial. Clama hoy por esa luz y experimenta sus maravillas.
El camino de la victoria está iluminado por la luz que emana del Calvario.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
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