domingo, 19 de junio de 2011

"EL CONTRA"

Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Jonás 1:2.

Hace muchos años, en una comedia televisiva aparecía un personaje al que llamaban "el contra". Este personaje, representado por un hombre de unos cuarenta años de edad, hacía y decía todo lo contrario sobre la estrella invitada en cada programa. Si se invitaba al mejor futbolista, él lo confundía con su rival, si estaba presente una modelo famosa, él la trataba como a una principiante, así hacía con todos los que pasaban por su programa. Su propósito era contrariar, confundir y trastocar al invitado famoso, haciéndole sentir que no se lo reconocía como tal.
En la vida espiritual, muchas veces nos vemos tentados a actuar así con Dios. Sabemos cuál es su voluntad, conocemos su camino porque está claramente expresado en la Palabra, pero decidimos seguir nuestra propia voluntad, aun cuando eso nos traiga consecuencias lamentables.
Ese fue el caso de Jonás, el profeta a quien se dio el mandato: "Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí". Lo lógico hubiera sido que Jonás hubiera obedecido a la voz divina, pero creyendo que su Dios solo estaba confinado a las tierra de Israel, decidió embarcarse y "huir de la presencia de Jehová" (Jon. 1:3).
Este proceder natural y humano también se repite en nuestros días, de diferentes maneras pero siempre bajo el mismo principio: evitar hacer la voluntad divina. Por ejemplo, cuando alguien dice: "Aunque él no sea adventista, ¿por qué no puedo casarme con este muchacho, si es tan bueno y tan cariñoso conmigo?" "¿Estará mal, si trabajo un sábado, ya que si no lo hago puedo perder mi empleo?" "No creo que el Señor desapruebe mis relaciones sexuales con mi pareja, él sabe que nos amamos mucho".
Para cada uno de estos razonamientos, hay un claro "escrito está" (Mat. 4:4) en la Palabra de Dios. El Señor no quiere que sus hijos se casen con incrédulos, anhela que respeten todos sus mandamientos, incluso el cuarto, y no le gusta que se practiquen relaciones sexuales fuera del matrimonio. Tal es su voluntad y su propósito, y no va a cambiar.
Si en verdad deseas alcanzar el éxito profesional y espiritual, no actúes como "el contra" delante de Dios. Joñas aprendió a obedecer al borde de la muerte, y su ejemplo te puede ayudar a no cometer el mismo error. Confía plenamente en la Palabra revelada, con sumisión y mansedumbre acepta el designio de Dios para tu vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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