Manzana de oro configuras de plata, es la palabra dicha como conviene. Proverbios 25:11.
Desde la creación del hombre, uno de los metales más preciados para la humanidad fue el oro. Actualmente, el metal dorado sigue teniendo un alto costo a nivel mundial, ya que el gramo oscila entre los 39 dólares americanos (US$1200 por onza).
Como Salomón conocía el valor de este preciado metal, hizo una comparación que habla hasta nuestros días: "Manzana de oro con figuras de plata, es la palabra dicha como conviene". Si materializáramos esta ilustración y le diéramos a esa manzana el peso promedio que las caracteriza, podría pesar aproximadamente unas diez onzas (280 gramos), y su costo sería de US$12.000. Una buena suma, ¿no es cierto? ¿Qué persona se negaría a recibir esa cantidad de dinero?
Según Salomón, nuestras buenas palabras tienen un valor impresionante en los oídos ajenos; a tal punto que se las podría comparar con una joya de oro, con forma de manzana y adornos de plata, de un costo elevado.
¿Te has detenido a pensar en el modo que empleas con tus palabras? ¿Tiene valor lo que expresas con tus labios?
Pedro había pasado momentos inolvidables con su Maestro, y se había encariñado tanto con él que había prometido acompañarlo en todo momento, incluso hasta la muerte. Las predicaciones de Jesús, el amor manifestado hacia niños y madres, sus grandiosos milagros y su mensaje divino habían despertado los sentimientos más puros en el corazón de Pedro. Al estar en una conversación íntima, Pedro reconoció con valor a Jesús como "el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (Mat. 16:16); y si la historia hubiera terminado en ese momento, Pedro sería recordado como un apóstol "sin pecado". Pero días más tarde, cuando Jesús se encontraba preso y ultrajado, con cobardía Pedro negó haber conocido al Maestro de Galilea. Tres veces el apóstol utilizó el don del habla para jurar y maldecir, y de esta manera romper el lazo verbal que lo unía a Jesús.
¿Por qué los seres humanos nos animamos a mentir, a criticar e incluso a insultar mediante el don del habla? ¿Por qué no emplear este bendito don para animar, fortalecer y aconsejar a quienes nos rodean? El don del habla debe ser usado con responsabilidad, y por eso Jesús te invita en este día a regalar palabras que parezcan "manzanas de oro con figuras de plata".
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Desde la creación del hombre, uno de los metales más preciados para la humanidad fue el oro. Actualmente, el metal dorado sigue teniendo un alto costo a nivel mundial, ya que el gramo oscila entre los 39 dólares americanos (US$1200 por onza).
Como Salomón conocía el valor de este preciado metal, hizo una comparación que habla hasta nuestros días: "Manzana de oro con figuras de plata, es la palabra dicha como conviene". Si materializáramos esta ilustración y le diéramos a esa manzana el peso promedio que las caracteriza, podría pesar aproximadamente unas diez onzas (280 gramos), y su costo sería de US$12.000. Una buena suma, ¿no es cierto? ¿Qué persona se negaría a recibir esa cantidad de dinero?
Según Salomón, nuestras buenas palabras tienen un valor impresionante en los oídos ajenos; a tal punto que se las podría comparar con una joya de oro, con forma de manzana y adornos de plata, de un costo elevado.
¿Te has detenido a pensar en el modo que empleas con tus palabras? ¿Tiene valor lo que expresas con tus labios?
Pedro había pasado momentos inolvidables con su Maestro, y se había encariñado tanto con él que había prometido acompañarlo en todo momento, incluso hasta la muerte. Las predicaciones de Jesús, el amor manifestado hacia niños y madres, sus grandiosos milagros y su mensaje divino habían despertado los sentimientos más puros en el corazón de Pedro. Al estar en una conversación íntima, Pedro reconoció con valor a Jesús como "el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (Mat. 16:16); y si la historia hubiera terminado en ese momento, Pedro sería recordado como un apóstol "sin pecado". Pero días más tarde, cuando Jesús se encontraba preso y ultrajado, con cobardía Pedro negó haber conocido al Maestro de Galilea. Tres veces el apóstol utilizó el don del habla para jurar y maldecir, y de esta manera romper el lazo verbal que lo unía a Jesús.
¿Por qué los seres humanos nos animamos a mentir, a criticar e incluso a insultar mediante el don del habla? ¿Por qué no emplear este bendito don para animar, fortalecer y aconsejar a quienes nos rodean? El don del habla debe ser usado con responsabilidad, y por eso Jesús te invita en este día a regalar palabras que parezcan "manzanas de oro con figuras de plata".
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