jueves, 4 de agosto de 2011

CONFIAR EN LAS RIQUEZAS

A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 1 Timoteo 6:17.

Si bien las Escrituras nunca condenaron las riquezas, procuran darle al hombre una guía segura para que el enemigo no aproveche esta bendición y le arruine su vida espiritual.
En el versículo de este día, Pablo reprueba tener "la esperanza en las riquezas". ¿Qué es poner la esperanza en las riquezas? Es confiar de todo corazón en las posesiones materiales, dejando de sentir necesidad de Dios y de su amparo divino, para vivir con autosuficiencia. Quien experimenta esta condición, ama y confía en el dinero más que en Dios.
Tristemente, desde la antigüedad y hasta el presente, muchas personas llegaron a convencerse de que es posible vivir confiados y tranquilos porque poseen mucho dinero. Es más, una cantidad de crímenes, robos, asaltos y delitos se realizaron a lo largo de la historia humana solo para conseguir grandes sumas de dinero. Incluso en estos días, es posible ver en las famosas películas de Hollywood a "héroes" que se enriquecieron gracias a estafas o robos realizados con mucha pericia.
Claro que no hace falta realizar un asalto o un fraude para que alguien demuestre que puso su confianza en las riquezas, ya que también los que trabajan y ganan su dinero de manera honrada están expuestos a este peligro espiritual. Hay personas que pasan horas y horas de trabajo esforzado, dejando de lado la familia, la vida social y la vida espiritual solamente para calmar la ambición de tener más dinero.
Pablo enfatiza que al poner "la esperanza en el dinero", se está confiando en un lugar "incierto", porque al igual que muchas otras bendiciones, las riquezas también pueden desaparecer. ¡Cuántas personas se sumieron en la desesperación y hasta en el suicidio por haber perdido sus posesiones terrenales!
Se nos anima a poner la esperanza en Alguien que no es "incierto", sino que responde y jamás defrauda a sus hijos. El "Dios vivo", que nunca te abandonará ni se "terminará", debe ser el primero y el último en tu vida, el que le da el sentido a tu existencia, más allá de cualquier bendición material. La gran diferencia entre un verdadero cristiano y uno que no lo es, consiste en que el primero puede perder todo en el mundo y seguir confiando en Dios. ¡Ojalá pertenezcas a ese grupo!

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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