sábado, 10 de septiembre de 2011

LA ORACIÓN INTERCESORA

Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. Colosenses 1:3.

Estábamos en un viaje de graduandos cuando noté que Sergio no estaba bien. Tenía la mirada perdida, y parecía desorientado y aturdido. Le hice una pregunta y pareció no entender, y al continuar con las preguntas noté que había perdido la memoria. Ese cuadro de amnesia nos preocupó a todos, e inmediatamente sugerimos diferentes remedios caseros para que el profesor volviera a la normalidad. Como había estado filmando, miramos la película en la misma cámara y notamos que había sufrido una terrible caída mientras los jóvenes y las señoritas jugaban tirándose agua con baldes. Tristemente, nadie había visto la caída y nadie lo había socorrido.
Como nada parecía surgir efecto, oramos y decidimos llevarlo al centro de asistencia médica más cercano, pero como allí no había ningún experto en el tema, tuvo que ser derivado en ambulancia a la ciudad más cercana. Lo acompañé hasta el hospital, y mientras íbamos, el cuadro de amnesia fue desapareciendo y recobró la memoria. Al llegar al hospital, contamos lo sucedido, y después de algunos estudios de rutina, nos despacharon de vuelta hacia el campamento.
Al llegar, la profesora que había quedado en el campamento, nos relató que había formado grupos de oración entre los alumnos, intercediendo ante Dios para que la salud del profesor accidentado volviera a la normalidad. El Señor había escuchado todas esas oraciones, y paulatinamente las actividades del viaje continuaron con su curso.
Pablo escribió que estaba "siempre orando" por sus iglesias, rogándole a Dios por la salud espiritual de quienes habían conocido el evangelio, para que nunca se apartaran de él. Asimismo, a lo largo de las Escrituras, se nos presenta un tipo de oración "intercesora", que consiste en presentar al Señor las necesidades ajenas, para que actúe a favor del otro. Sé muy bien que el círculo de oración se remite generalmente a las necesidades personales, y cuando mucho, se extiende a familiares y amigos más cercanos. Sin embargo, la Biblia nos enseña la oración intercesora, para que también en este aspecto procuremos con la ayuda de Dios superar el egoísmo.
Al comenzar las actividades de hoy, piensa en alguien por quien nunca hayas orado, y pídele al Padre que su amor se manifieste en esa vida. Comienza en este día practicando la oración intercesora.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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