domingo, 30 de octubre de 2011

INSPIRACIÓN Y REVELACIÓN

Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 2 Pedro 1:21.

Después de haber trabajado durante cinco años en colegios adventistas como capellán, la iglesia me pidió que fuera a trabajar como pastor distrital. Lo más costoso del cambio laboral fue desconectarme de tantos alumnos que había conocido y ayudado en momentos de necesidad. Por estar bastante lejos, continué comunicándome con muchos de ellos a través del correo electrónico. Algunos seguían consultándome sobre diversas situaciones que se les presentaban, y en la medida de lo posible respondía sus inquietudes con respuestas bíblicas.
En un plano muy superior, el Dios eterno, separado del hombre por causa del pecado, nos dejó una carta de amor con el propósito de ayudarnos mientras vivimos en este mundo. Esa carta de amor fue escrita a lo largo de 1.500 años, comenzando con Moisés y terminando con Juan.
Muchos escépticos que dudan de la veracidad y divinidad de las Escrituras lo hacen porque no ven en sus páginas más que el factor humano. Pero la Biblia contiene una aleación exquisita entre lo humano y lo divino.
Dios inspiró a hombres de fe para que movidos por su Espíritu investigasen, averiguasen y escribieran, por ejemplo, los libros históricos del Antiguo Testamento, y también Lucas, Hechos, Romanos, Calatas, etc. Pero además de la inspiración estuvo la revelación. Este último aspecto es el acto divino por el cual Dios comunicó un mensaje a los hombres que jamás hubieran conocido por sí mismos. ¿Cómo hizo Moisés para escribir el relato de la creación si él vivió 2.500 años después que ocurriera? ¿De quién supo Nahum que Nínive sería totalmente destruida? ¿Cómo hicieron Daniel y Juan para escribir profecías de tiempo tan exactas y precisas? Solo Dios pudo revelar ese conocimiento que, de otra manera, el hombre siempre hubiera ignorado.
¡Qué lindo es saber que existe un Dios poderoso que se preocupa por nosotros! ¡Qué reconfortante es pensar que Dios inspiró y reveló las Escrituras para nuestro bien presente y futuro! Una de las pruebas más sobresalientes del amor de Dios por la humanidad es su Palabra; por eso, al comenzar este día, dedica un momento para agradecerle porque te demostró su amor haciéndote conocer la Biblia.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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