Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:22, 23.
La falta de conocimiento de las Escrituras ha conducido a miles de personas a naufragar en un mar de engaños, solo porque hay quienes afirman tener el poder de Dios. Pero la Biblia nunca aseguró que los milagros provienen únicamente del cielo.
La madre de un joven de 19 años sufría de cáncer terminal. Cuando los médicos le dijeron que la ciencia había hecho todo lo posible para curarla, sin éxito, en su angustia acudió con su hijo a un templo evangélico pentecostal donde estaba de visita un pastor famoso. Ella subió al estrado y el pastor la tomó en sus brazos, y con una oración chillona e imperativa le ordenó a Dios que hiciera un milagro, y al "demonio del cáncer" que saliera de ella. Ante los ojos de una gran multitud, esta mujer pareció desvanecerse y de su boca salió una bola de carne del tamaño de una pelota de tenis. Todo el gentío aplaudió la escena porque el milagro se había realizado. Esta madre, que había entrado en el templo desfalleciente y moribunda, salía lúcida, erguida, dando muestras de que un poder sobrenatural había actuado en ella.
Dos meses más tarde, la autopsia de esta mujer revelaba que había muerto de cáncer del hígado.
Aunque en el presente muchos creen que los milagros son pruebas de la dirección divina, nosotros tenemos abundante luz para evitar el engaño. "La forma como Cristo obró consistió en predicar la Palabra y en aliviar los sufrimientos mediante obras milagrosas de curación. Pero se me ha dicho que hoy no podemos obrar en la misma forma, porque Satanás ejercerá su poder realizando milagros. Los siervos de Dios de hoy no podrían obrar mediante milagros, porque se realizarán obras espurias de curación que se harán pasar por divinas. "El pueblo de Dios no hallará seguridad en la realización de milagros, porque Satanás los imitará" (Elena G. de White, Eventos de los últimos días, p. 173).
En este tiempo, cuando tantas religiones aseguran tener la verdad y profesan ser seguidores de Cristo, la única salvaguarda para no equivocarnos es el estudio de la Biblia. No importan los milagros, no importa el carisma, de nada vale que las multitudes aplaudan. Una entidad religiosa está en la verdad si "hace la voluntad" del "Padre que está en los cielos" (Mat. 7:21).
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
La falta de conocimiento de las Escrituras ha conducido a miles de personas a naufragar en un mar de engaños, solo porque hay quienes afirman tener el poder de Dios. Pero la Biblia nunca aseguró que los milagros provienen únicamente del cielo.
La madre de un joven de 19 años sufría de cáncer terminal. Cuando los médicos le dijeron que la ciencia había hecho todo lo posible para curarla, sin éxito, en su angustia acudió con su hijo a un templo evangélico pentecostal donde estaba de visita un pastor famoso. Ella subió al estrado y el pastor la tomó en sus brazos, y con una oración chillona e imperativa le ordenó a Dios que hiciera un milagro, y al "demonio del cáncer" que saliera de ella. Ante los ojos de una gran multitud, esta mujer pareció desvanecerse y de su boca salió una bola de carne del tamaño de una pelota de tenis. Todo el gentío aplaudió la escena porque el milagro se había realizado. Esta madre, que había entrado en el templo desfalleciente y moribunda, salía lúcida, erguida, dando muestras de que un poder sobrenatural había actuado en ella.
Dos meses más tarde, la autopsia de esta mujer revelaba que había muerto de cáncer del hígado.
Aunque en el presente muchos creen que los milagros son pruebas de la dirección divina, nosotros tenemos abundante luz para evitar el engaño. "La forma como Cristo obró consistió en predicar la Palabra y en aliviar los sufrimientos mediante obras milagrosas de curación. Pero se me ha dicho que hoy no podemos obrar en la misma forma, porque Satanás ejercerá su poder realizando milagros. Los siervos de Dios de hoy no podrían obrar mediante milagros, porque se realizarán obras espurias de curación que se harán pasar por divinas. "El pueblo de Dios no hallará seguridad en la realización de milagros, porque Satanás los imitará" (Elena G. de White, Eventos de los últimos días, p. 173).
En este tiempo, cuando tantas religiones aseguran tener la verdad y profesan ser seguidores de Cristo, la única salvaguarda para no equivocarnos es el estudio de la Biblia. No importan los milagros, no importa el carisma, de nada vale que las multitudes aplaudan. Una entidad religiosa está en la verdad si "hace la voluntad" del "Padre que está en los cielos" (Mat. 7:21).
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
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Por David Brizuel
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