Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno. Apocalipsis 7:16.
Mientras el apóstol Juan contempla la gran multitud de redimidos frente al trono de Dios, uno de los ancianos celestiales le describe cómo vivirán estos salvados por la eternidad. Entre esa descripción, se menciona que ni la escasez de agua ni el calor del sol volverán a incomodar al pueblo de Dios.
Este pasaje hace alusión a la cuarta plaga que será derramada por el ángel una vez que el tiempo de gracia se haya extinguido. Juan nos dice: "El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria" (Apoc. 16:8, 9). Si bien estas plagas estarán destinadas a afectar a los impenitentes que reciban la marca de la bestia en sus frentes o en sus manos, por el versículo de hoy podemos deducir que los santos de Cristo también sufrirán el calor desmedido del sol.
Al final del año 2004, hubo una nota en un diario popular argentino que alarmó a muchos adventistas: "El año 2004 es el cuarto más cálido registrado en los anales de las temperaturas, que datan de 1861. Sequías prolongadas, olas de calor, un aumento en el número de huracanes en el Atlántico Norte y el primero en el Atlántico Sur constituyen las anomalías y los eventos climáticos más significativos durante este año, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que depende de las Naciones Unidas" (Clarín, 16 de diciembre de 2004).
Parece increíble, pero hasta los medios de comunicación conducidos por incrédulos y ateos, muestran sin quererlo el avance silencioso del cumplimiento profético que señala que algún día el sol quemará a los hombres. La historia contemporánea ya confirma la revelación del Apocalipsis.
Y tú, ¿cómo te estás preparando para enfrentar esos momentos de prueba? ¿Estás dedicándole tiempo a Jesús cada día a pesar de la urgencia de las actividades diarias? Estoy seguro que anhelas formar parte de la multitud que rodeará el trono divino con ropas blancas y palmas. Para eso es necesario que hoy le vuelvas a entregar tu vida de lleno al Señor.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Mientras el apóstol Juan contempla la gran multitud de redimidos frente al trono de Dios, uno de los ancianos celestiales le describe cómo vivirán estos salvados por la eternidad. Entre esa descripción, se menciona que ni la escasez de agua ni el calor del sol volverán a incomodar al pueblo de Dios.
Este pasaje hace alusión a la cuarta plaga que será derramada por el ángel una vez que el tiempo de gracia se haya extinguido. Juan nos dice: "El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria" (Apoc. 16:8, 9). Si bien estas plagas estarán destinadas a afectar a los impenitentes que reciban la marca de la bestia en sus frentes o en sus manos, por el versículo de hoy podemos deducir que los santos de Cristo también sufrirán el calor desmedido del sol.
Al final del año 2004, hubo una nota en un diario popular argentino que alarmó a muchos adventistas: "El año 2004 es el cuarto más cálido registrado en los anales de las temperaturas, que datan de 1861. Sequías prolongadas, olas de calor, un aumento en el número de huracanes en el Atlántico Norte y el primero en el Atlántico Sur constituyen las anomalías y los eventos climáticos más significativos durante este año, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que depende de las Naciones Unidas" (Clarín, 16 de diciembre de 2004).
Parece increíble, pero hasta los medios de comunicación conducidos por incrédulos y ateos, muestran sin quererlo el avance silencioso del cumplimiento profético que señala que algún día el sol quemará a los hombres. La historia contemporánea ya confirma la revelación del Apocalipsis.
Y tú, ¿cómo te estás preparando para enfrentar esos momentos de prueba? ¿Estás dedicándole tiempo a Jesús cada día a pesar de la urgencia de las actividades diarias? Estoy seguro que anhelas formar parte de la multitud que rodeará el trono divino con ropas blancas y palmas. Para eso es necesario que hoy le vuelvas a entregar tu vida de lleno al Señor.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
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