Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Mateo 24:42.
Al terminar mis estudios de Teología, fui llamado a servir como capellán en un colegio. El lugar de trabajo distaba 1.200 kilómetros de mi hogar paterno y 2.400 kilómetros del hogar de mi esposa, así que al finalizar el primer año de trabajo, hicimos preparativos para pasar parte de nuestras vacaciones con nuestros padres. La expectativa era tremenda, porque esa visita sería la primera que haríamos en nuestro flamante auto después de todo un año sin vernos. Días antes de salir, llevé el auto a un centro de servicios mecánicos para que lo revisaran. Luego calculamos los días de vacaciones y preparamos nuestros respectivos equipajes. Pantalones, camisas, algunas corbatas para usar en la iglesia, desodorante, espuma de afeitar, cámara fotográfica, cepillo dental, zapatos y abrigos fueron ocupando su lugar, para que nada nos faltara. Como teníamos ahorros, calculamos los gastos del viaje, más el costo de algunos gustos que nos daríamos.
El día llegó y salimos de nuestro hogar. Hoy, a varios años de aquella salida, puedo decir que la disfrutamos plenamente porque nos habíamos preparado. Sin toda esa preparación previa, el viaje no hubiera sido tan exitoso.
Hay una similitud entre la vida espiritual y el regreso de Jesús. Él vendrá a buscarnos para conducirnos en un largo viaje, pero mientras esperamos tenemos que prepararnos. Como nuestro cuerpo mortal será transformado en inmortal, el carácter será lo único que llevaremos, y podremos preparar. "Creemos sin duda alguna que Cristo va a venir pronto. Esto no es una fábula para nosotros; es una realidad... Cuando él viniere, no lo hará para limpiarnos de nuestros pecados, quitarnos los defectos de carácter, o curarnos de las flaquezas de nuestro temperamento y disposición. Si es que se ha de realizar en nosotros esta obra, se hará antes de aquel tiempo. "Cuando venga el Señor, los que son santos seguirán siendo santos. Los que han conservado su cuerpo y espíritu en pureza, santificación y honra, recibirán el toque final de la inmortalidad. Pero los injustos, inmundos y no santificados permanecerán así para siempre. No se hará en su favor ninguna obra que elimine sus defectos y les dé un carácter santo. El Refinador no se sentará entonces para proseguir su proceso de refinación y quitar sus pecados y su corrupción. Todo esto debe hacerse en las horas del tiempo de gracia. Ahora es cuando debe realizarse esta obra en nosotros" (Elena G. de White, Consejos sobre la salud, pp. 43, 44).
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Al terminar mis estudios de Teología, fui llamado a servir como capellán en un colegio. El lugar de trabajo distaba 1.200 kilómetros de mi hogar paterno y 2.400 kilómetros del hogar de mi esposa, así que al finalizar el primer año de trabajo, hicimos preparativos para pasar parte de nuestras vacaciones con nuestros padres. La expectativa era tremenda, porque esa visita sería la primera que haríamos en nuestro flamante auto después de todo un año sin vernos. Días antes de salir, llevé el auto a un centro de servicios mecánicos para que lo revisaran. Luego calculamos los días de vacaciones y preparamos nuestros respectivos equipajes. Pantalones, camisas, algunas corbatas para usar en la iglesia, desodorante, espuma de afeitar, cámara fotográfica, cepillo dental, zapatos y abrigos fueron ocupando su lugar, para que nada nos faltara. Como teníamos ahorros, calculamos los gastos del viaje, más el costo de algunos gustos que nos daríamos.
El día llegó y salimos de nuestro hogar. Hoy, a varios años de aquella salida, puedo decir que la disfrutamos plenamente porque nos habíamos preparado. Sin toda esa preparación previa, el viaje no hubiera sido tan exitoso.
Hay una similitud entre la vida espiritual y el regreso de Jesús. Él vendrá a buscarnos para conducirnos en un largo viaje, pero mientras esperamos tenemos que prepararnos. Como nuestro cuerpo mortal será transformado en inmortal, el carácter será lo único que llevaremos, y podremos preparar. "Creemos sin duda alguna que Cristo va a venir pronto. Esto no es una fábula para nosotros; es una realidad... Cuando él viniere, no lo hará para limpiarnos de nuestros pecados, quitarnos los defectos de carácter, o curarnos de las flaquezas de nuestro temperamento y disposición. Si es que se ha de realizar en nosotros esta obra, se hará antes de aquel tiempo. "Cuando venga el Señor, los que son santos seguirán siendo santos. Los que han conservado su cuerpo y espíritu en pureza, santificación y honra, recibirán el toque final de la inmortalidad. Pero los injustos, inmundos y no santificados permanecerán así para siempre. No se hará en su favor ninguna obra que elimine sus defectos y les dé un carácter santo. El Refinador no se sentará entonces para proseguir su proceso de refinación y quitar sus pecados y su corrupción. Todo esto debe hacerse en las horas del tiempo de gracia. Ahora es cuando debe realizarse esta obra en nosotros" (Elena G. de White, Consejos sobre la salud, pp. 43, 44).
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Bendiciones Hermano... adelante con este ministerio! Dios te bendiga. Exitos!!!! http://esperanzacumana.blogspot.com/
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