¿Hay acaso algo tan difícil que el Señor no pueda hacerlo? Génesis 18:14
Todd perdió una de sus piernas cuando tenía catorce años, mientras practicaba esquí acuático. Un accidente de tal magnitud habría sido causa suficiente para matar las aspiraciones de cualquiera, pero no las de Todd, como lo demuestra el hecho de que, varios años después del accidente, se graduó como psicoterapeuta y llegó a ser el director clínico de un centro de apoyo para personas con limitaciones físicas.
Su mayor logro, sin embargo, se produjo en la práctica de su deporte favorito: el alpinismo. Para demostrar que la fuerza de voluntad puede afrontar los más grandes desafíos, Todd se propuso escalar en menos de cien días el pico más alto de cada uno de los cincuenta estados de los Estados Unidos. Lo logró en 66 días, ¡y con una sola pierna! El récord anterior era de 101 días.
En su libro Al filo de lo imposible, Todd Huston cuenta que el desafío más grande lo enfrentó al ascender el pico McKinley, en Alaska, con sus siete mil metros de altura, sus tormentas de nieve y sus frecuentes avalanchas. Un día, mientras ascendía el McKinley, Todd se encontró con un grupo de alpinistas. —¿Cómo está eso por allá arriba? —preguntó Todd. —Hay vientos fuertes y tormentas —respondió uno de ellos. —¿Pero lograron llegar a la cumbre? —inquirió Todd.
—No, no pudimos —replicó el hombre—. Es más importante sobrevivir que llegar a la cumbre.
Para Todd también era importante sobrevivir, pero decidió seguir adelante. Y no solo completó el ascenso al McKinley, sino que también se convirtió en la única persona discapacitada con un récord mundial en un deporte para atletas sin limitaciones físicas.
¿Cómo pudo Todd lograr esta proeza? Su respuesta es contundente: «Mediante la fe en Dios y en las capacidades que él nos ha dado, podemos superar cualquier desafío que la vida nos presente» (Al filo de lo imposible, p. 176).
¿Tienes alguna limitación física? ¿Alguna montaña se interpone en tu camino ahora mismo? El ejemplo de Todd Huston te enseña que, si pones tu vida en las manos de Dios y avanzas con voluntad firme, no hay montaña que no puedas escalar, ni desafío que no logres vencer.
Hoy ayúdame, Señor, a no mirar el tamaño de mi problema, sino la grandeza de tu poder.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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