Jesús le dijo: «Porque me has visto [...] creíste; bienaventuradas los que no vieron y creyeron» (Juan 20:29).
Un día, al regresar a casa, encontré un cariñoso mensaje en mi contestador automático. Era de una amiga muy querida que se había mudado con su esposo a Alemania. Decía: «Jenny, llámame y yo te devolveré la llamada, ya que sale más barato si te llamo yo. Quiero contarte nuestras experiencias aquí en Alemania». De inmediato marqué su número de teléfono para que supiera que estaba en casa. Después de unos minutos, ella me devolvió la llamada. Me sorprendió la claridad de la comunicación, puesto que su voz se oía como si estuviera a mi lado, y no en otro continente. Tampoco noté ninguna tardanza en la conexión. Sostuvimos una conversación muy amena y me dio mucha alegría poder escuchar nuevamente la voz de mi amiga.
Unos días después encontré un hermoso pasaje bíblico que decía: «Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces» (Jer. 33:3). Otro maravilloso mensaje para mí. No estaba en mi teléfono, parecía una carta que Jesús me había dejado en su Palabra. Mientras meditaba en aquel texto, recordé el mensaje de mi amiga: «Llámame y yo te devolveré la llamada». Resulta interesante que cuando mi amiga me dijo que me llamaría porque tenía muchas cosas que compartir conmigo, en ningún momento dudé de sus palabras. Ni por un momento me pregunté si me llamaría o no. Así que, confiando en su mensaje, hice la llamada.
El Señor me estaba mostrando que si yo podía creer y confiar en las palabras de una amiga, que es falible, también podría confiar y creer siempre en las palabras de mi amigo Jesús, ¡que nunca nos falla! Jesús me dice: «No te desampararé ni te dejaré» (Heb. 13: 5). Confiamos con gran facilidad en las palabras de nuestras amistades terrenales, aun cuando son seres sujetos a imperfecciones, pero a menudo dudamos de las promesas de Jesús, nuestro hermano mayor.
Jesucristo, nuestro amigo, Dios y Señor, nos dice: «Clama a mí y yo te responderé». Él promete contestarnos. Tiene muchas cosas que compartir con nosotras: promesas, bendiciones, fortaleza, esperanza, poder, amistad, una relación especial con él, y muchas olías cosas más que ni siquiera imaginamos. Tan solo tenemos que creer.
Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Jenny Avaylon
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