Más se puede confiar en el amigo que hiere que en el enemigo que besa. Proverbios 27:6.
Imaginemos el siguiente caso. Alberto se enamora de Miriam. Pero Miriam es la clase de muchacha que consideraba a sus novios como «material desechable». Para ella, cambiar de novio es como renovar su vestuario. Tomás y Carlos, los mejores amigos de Alberto, se dan cuenta del peligro que corre. ¿Deberían advertir a Alberto del peligro que corre con esa «devoradora de hombres», aunque le duela?
En última instancia, ¿cómo podemos saber quién es un verdadero amigo? El simpático relato que sigue, de John C. Maxwell, puede ayudarnos a descubrirlo. Es la experiencia de un pajarito canadiense que decidió no viajar hacia el sur en el invierno. «Si otros animales se quedan —razonó— ¿por qué no puedo hacerlo yo?»
No pasó mucho tiempo, sin embargo, antes de que se convenciera de su error. El frío invernal llegó con tanta fuerza, que el pajarito tuvo que volar hacia el sur. Pero las cosas no salieron bien. En pleno vuelo, se desató la lluvia y el frío helado comenzó a congelarle las alas. En cuestión de minutos, el pajarito terminó estrellado contra un granero.
No se había recuperado del golpe cuando una vaca vació su intestino sobre él. Disgustado, protestó: «¡Esto es lo que me faltaba! Me muero de frío, en este lugar desconocido, y ¡ahora esto!». Ya se había resignado a morir cuando, después de varios minutos, descubrió que su cuerpo se estaba calentando. El calor del excremento estaba derritiendo el hielo de sus alas. Rebosante de alegría, la avecilla comenzó a cantar.
Lo que el pajarillo no imaginó fue que su canto sería escuchado por el gato de la granja. «¿No es ese el canto de un pajarito? — se preguntó el sorprendido gato—. Creía que todos se habían ido al sur». Fue a comprobar sus sospechas y, en efecto, ¡allí había un pajarito! Con mucha delicadeza, le limpió el excremento de la vaca... ¡y se lo comió! (El mapa para alcanzar el éxito, p. 46).
¿Lecciones de esta historia? Maxwell señala tres:
1. No todo el que te ensucia es tu enemigo.
2. No todo el que te limpia es tu amigo.
3. Si alguien te ensucia, cállate.
Entonces, ¿quién es el amigo verdadero? El que te dice, no lo que quieres escuchar, sino lo que necesitas saber. No lo que te complace, sino lo que te conviene.
Ayúdame, Señor, a reconocer a mis verdaderos amigos y a conservarlos.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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