Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. Proverbios 16:3, NVI.
Se cuenta que una mujer compró una casa nueva en una zona residencial muy bonita. Cuando su mejor amiga supo la noticia, le envió un ramo de flores con una tarjeta que decía: «Felicitaciones por tu nueva casa». Al día siguiente fue a visitarla, para conocer la casa. Su sorpresa fue grande cuando vio que la tarjeta del arreglo floral decía: «Que en paz descanse». Molesta por lo ocurrido, la mujer llamó a la tienda de flores para quejarse.
—Ordené un ramo de flores con un mensaje de felicitación y me enviaron uno para un muerto.
—Señora, no se queje que pudo ser peor —respondió la encargada del negocio—. En alguna tumba del cementerio de esta ciudad, un muerto recibió flores con el mensaje: «Felicitaciones por tu nueva casa».
Esta graciosa anécdota nos recuerda uno de los hechos más comunes de la vida: todos cometemos, errores. Equivocarse es una parte tan integral de la vida que, como bien dijo el famoso beisbolista Yogi Berra, lo que debemos evitar es cometer los «errores equivocados»; es decir, los errores que dejan graves consecuencias.
No sé cómo reaccionas cuando te equivocas, pero si eres como yo, un poco perfeccionista, entonces te vendrá bien saber lo que escribe Víctor Parachin sobre esto de cometer errores:
- Los mejores jugadores de basquetbol encestan un 50% de las veces.
- Las estrellas del béisbol tienen éxito alrededor de un 40% de sus turnos al bate, y esto incluyendo las bases por bolas.
- Los mejores jugadores del fútbol americano completan unos seis de cada diez pases.
- Los actores de TV más exitosos deben repetir unas treinta veces la grabación de un comercial publicitario (Signs ofthe Times [Señales de los tiempos], noviembre de 2004, p. 12).
¿Has cometido errores últimamente que han hecho que te sientas mal contigo mismo? ¡Bienvenido al club! A este club pertenece todo ser humano. De manera que, cuando te equivoques:
- No seas tan duro contigo mismo
- Traía de ni tropezar dos veces con la misma piedra; y
- Esfuérzate por hacerlo mejor la próxima vez.
Algo más: aunque te equivoques mil veces, no olvides que los planes que Dios tiene para ti nunca conducen al fracaso (lee de nuevo el versículo para hoy, que así lo asegura).
Señor, ayúdame a recordar que tus planes para mí no terminarán en fracaso.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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