Volví mi rostro a Dios, el Señor, buscándolo en oración y ruego, en ayuno, ropas ásperas y cenizas. (Daniel 9:3).
A oración es el acto de abrir el corazón a Dios, sin temor ni reservas, como al amigo más íntimo y de más confianza. La oración es un deber y un privilegio. Constituye el aliento de la vida y del vigor espiritual. Representa un depósito pleno de un poder que Dios desea que reclamemos. La oración es la mejor forma de acercarnos a Cristo para escuchar su voz y permanecer cerca de él.
Te invito a meditar en las siguientes preguntas:
¿A cuál de las siguientes aves te pareces más cuando oras? a) A un ruiseñor, b) A una cotorra, c) A una paloma.
¿Qué es para ti la oración?
a) Una lista de compras, b) Un extintor, c) Un salvavidas.
Nuestra actitud dice mucho de nosotros, de nuestro carácter, de la forma en que nos relacionamos con Dios, del tiempo que dedicamos al Señor, de lo que le contamos a él y de la fe que tenemos. Incluso el momento y el lugar que escogemos para orar revelan el grado de importancia que le concedemos a Jesús.
«La responsabilidad descansa sobre vosotros, ya sea que lo comprendáis o no, de preparar a esos hijos para Dios: de velar con celoso cuidado la primera aproximación del astuto enemigo y estar preparados para levantar una norma contra él. Edificad una fortaleza de oración y fe en torno de vuestros hijos y ejerced en ella diligente vigilancia. No estáis seguros un momento contra los ataques de Satanás. No tenéis tiempo para descansar de la labor vigilante y ferviente.
No debéis dormir un momento en vuestro puesto. Esta es una contienda importantísima. Están implicadas consecuencias eternas. Se trata de vida o muerte para vosotros y para vuestras familias» (Conducción del niño, cap. 35, p. 196).
Querida hermana, deseo animarte a que desarrolles cada día una actitud de entrega y de relación con Dios a través de la oración. Ojalá que tu oración sea: «¡Señor, enséñanos a orar!».
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Militza Loyo de Encinas
No hay comentarios:
Publicar un comentario