No se unan ustedes en un mismo yugo con los que no creen. 2 Corintios 6:14.
Carlos usó la mayor parte de sus ahorros para asociarse con varios compañeros de estudios. Compraron mercancía a precio especial para revender. Ahora Carlos se da cuenta de que sus amigos quieren invertir la ganancia en negocios ilícitos. ¿Tiene que apartarse Carlos de esos amigos, aunque pierda su dinero?
La experiencia del rey Amasias puede ayudarnos a responder.
Amasias era todavía joven cuando cierto día amaneció inesperadamente como rey de Judá. Su padre Joás había sido asesinado, y ahora le tocaba a él asumir las riendas del gobierno. Al principio de su reinado las cosas marcharon bien (ver 2 Crón. 25). Pero este joven rey tenía un serio problema: no confiaba en Dios de todo corazón.
En una ocasión decidió fortalecer su ejército. Para ello reclutó a los jóvenes de su reino mayores de veinte años. Cuando sacó la cuenta del número de soldados, estos sumaban unos trescientos mil. Nada mal. Pero Amasias no estaba muy conforme con esa cantidad, de manera que decidió contratar a unos mercenarios. Estos eran soldados a sueldo, que estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario con tal que se les pagara buen dinero.
Fue así como Amasias contrató a unos cien mil mercenarios por tres mil trescientos kilos de plata (ver 2 Crón. 25:6). ¡Bastante dinero! A Dios no le gustó esa alianza y envió un profeta para reprenderlo por su decisión.
—Si quieres reforzar tu ejército con ayuda de ellos —dijo el profeta— Dios te hará caer frente al enemigo.
—Pero, ¿qué va a pasar con los tres mil trescientos kilos de plata que pagué?
El hombre de Dios respondió:
—El Señor tiene suficiente para darte más que eso (2 Crón. 25:7-9).
Aquí está la respuesta al dilema que enfrenta Carlos. Y también la respuesta que tú necesitas si te has asociado con incrédulos. Rompe esa alianza, no importa cuánto tiempo o dinero hayas invertido en ella.
«¿Y qué pasará con lo que he invertido?», preguntarás. La respuesta bíblica es: «El Señor tiene suficiente para darte más que eso«». Suficiente para devolverte ese dinero. Suficiente para darte la pareja que te conviene. Suficiente para suplir todas tus necesidades. Él solo te pide que confíes en sus promesas.
Señor, dame valor para romper cualquier alianza que no glorifique tu nombre.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
Muchas gracias.... Dios siga bendiciendo este hermoso ministerio
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