sábado, 22 de septiembre de 2012

ALGUIEN TE NECESITA


Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. (Hebreos 13:16).

Todo ser humano posee una necesidad básica: sentirse amado. Cuando esa necesidad es satisfecha no solamente mejora la autoestima, sino que se experimentan la alegría y el gozo de vivir una vida con propósito. Sentir que somos necesarios genera una fuerza vital que propicia, conserva y restaura la salud física, emocional y espiritual. Además de combatir el egoísmo seremos personas más generosas, altruistas, solidarias, misericordiosas y sensibles.
Lamentablemente, en la actualidad miles de mujeres viven con el alma vacía, pues se tienen a sí mismas como centro de su existencia. Viven únicamente para complacer sus deseos personales y esperan que los demás también hagan de ellas el centro de sus vidas. Cuando no lo logran se llenan de amargura y de resentimiento. ¿Conoces a alguien así?
Vivir sin propósito es vivir como un barco a la deriva, que finalmente se hundirá. Elena G. de White afirmó: «La mujer no conoce su poder. Dios no quiso que sus capacidades fuesen todas absorbidas en preguntarse: "¿Que comeré? ¿Qué beberé? ¿Con qué me vestiré?" ¿Hay un propósito más elevado para la mujer, un destino más grandioso?» (El ministerio de la bondad, p. 151).
El anhelo de sentirnos útiles se concreta cuando la persona está dispuesta a realizar servicios abnegados y desinteresados en favor de los demás, empezando por los de su propia casa. Cuando tu hijito te pide un favor y des pues te lo agradece con un gran beso te sientes feliz. Esa grata sensación se transforma a su vez en energía física y emocional. Sucede lo mismo cuando le ofreces tu hombro a un hijo adolescente que necesita llorar o que sencillamente desea ser escuchado. Por increíble que parezca, son actos sencillos como estos los que llenan los vacíos del corazón y confieren sentido a la vida.
¿Has estado contemplando únicamente tu propia vida?  Quizá esa sea la razón de tus vacíos. Te invito a que mires a tu alrededor. ¡Hay mucho bien por hacer! ¡Hay muchos que te necesitan, quizá dentro de tu misma casa! ¡Descubrirás que ayudando a los demás te ayudarás a ti misma!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer.
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Erna Alvarado de Gómez

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