¿Qué más podremos decir? ¡Que si Dios está a nuestro favor; nadie podrá estar contra nosotros! Romanos 8:31.
A simple vista, la forma de actuar de Dios a veces parece extraña. Lo bueno es saber que solo lo «parece». Tomemos por ejemplo el momento cuando Dios, por medio de Gedeón, liberó a Israel del yugo de los madianitas.
Durante siete años los madianitas habían estado oprimiendo a Israel. Ese yugo de opresión era tan fuerte que los israelitas «se hicieron escondites en los cerros» (Jue. 6:2). Entonces Dios se propuso liberar a su pueblo, solo que decidió hacerlo de modo un tanto «extraño».
La primera «conducta extraña» de Dios se produjo después de que Gedeón, con mucha dificultad, lograra reunir 32,000 hombres. Pero el Señor consideró quien ese improvisado ejército había mucha gente, y redujo la tropa a trescientos soldados. ¡Más de un 99 por ciento! (ver Jue. 7: 1-7). ¡Vaya desafío el de Gedeón: 135,000 hombres contra trescientos (ver Jue. 8: 10)!
¿Por qué Dios actuó de esa manera? Porque entre los israelitas unos tenían miedo (Jue. 7:3) y otros, exceso de confianza (vers. 4-8). Pero allí no terminó el asunto. ¡Los trescientos soldados tenían que usar como armas de combate cuernos de carnero, cántaros vacíos y antorchas! (Jue. 7:16).
¿Cuál fue el resultado de esa batalla tan «desigual» ? Las Escrituras dicen que Gedeón y sus trescientos valientes, bajo la dirección del Generalísimo del cielo, destruyeron a los madianitas, incluyendo a sus reyes.
¿Qué lecciones nos enseña este relato? Por lo menos dos. Cuando Dios está de nuestra parte, somos mayoría, aunque seamos trescientos contra 135,000. Si ahora mismo te parece que tus problemas o tus enemigos son muchos, recuerda: ¡Con Dios de tu parte, eres mayoría!
La segunda lección es que el verdadero enemigo está dentro de nosotros. Precisamente por esta causa Dios ordenó a Gedeón que sacara del ejército a tantos hombres. A unos les faltaba confianza y a otros les sobraba. Los valientes que quedaron, vencieron con el poder del Dios de Israel.
Cuando tus problemas parezcan invencibles, recuerda que Dios está de tu parte. Aunque a veces su conducta te resulte «extraña», solamente confía, porque si Dios está contigo, ¿quién podrá contra ti?
Señor, ayúdame a creer que siempre estás conmigo, aunque a veces no entienda el porqué de algunas cosas.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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