El que se une a vagabundos carece de entendimiento. Proverbios 12:11, RV95
¿Te ha ocurrido que lees o escuchas una historia y jamás la olvidas? Algo así me ocurrió cuando leí acerca del pájaro campana, en la matutina Maravillas de la, creación, de Santiago Tucker.
El pájaro campana vive en Sudamérica, mayormente en Paraguay. Estas aves habitan en las zonas más profundas de la selva, y derivan su nombre de su canto, que se asemeja al eco de un golpe metálico, como el repicar de una campana.
Según Santiago Tucker, el canto de esta ave es tan extraño, que no falta quien le atribuya poderes misteriosos y hasta malignos, sobre todo cuando la persona que lo escucha se halla perdida en la selva y está tratando desesperadamente de salir. «Una campana distante —escribe Tucker— le habla de civilización, donde no existirá el peligro de [...] las bestias salvajes. Siempre oye el tañido de esa campana a la distancia o detrás de él. Empieza a caminar trazando grandes círculos, sin darse cuenta de ello» (Maravillas de la creación, p. 7). Al poco tiempo, y después de numerosos intentos fallidos de encontrar el origen del sonido, la razón se desequilibra y la persona se interna más profundamente en la selva, donde finalmente encuentra, no la salida, sino la muerte.
¡Dios nos libre de pasar por una experiencia similar! Aunque las posibilidades de que algo así nos ocurra son muy remotas, el misterioso canto del pájaro campana encierra una lección para todos los que estamos en «la selva» de la vida: Tenemos que ejercer mucho cuidado con los lugares que frecuentamos y con la clase de personas con quienes nos asociamos.
No quiero ser aguafiestas ni que parezca que estoy sermoneando, pero en este punto prefiero equivocarme por hablar de frente, sin rodeos, y no por callar: Los «cantos de campana» abundan; y algunos son tan atractivos al oído, que resulta difícil percibir su naturaleza mortal. ¿Con qué clase de amigos te asocias a menudo? ¿De qué hablan? ¿Qué lugares visitan? ¿Qué tipo de música escuchas? Al final del día serás mejor o peor persona dependiendo en gran medida de lo que decidas escuchar hoy.
Ayúdame, Señor, a escoger bien las personas con las que me asocio y los lugares que visito.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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