domingo, 9 de diciembre de 2012

SEGUROS BAJO SUS ALAS


Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte. (Ruth 2:12).

Ruth era una mujer que abrigaba en su corazón los sentimientos más nobles, por eso pudo compadecerse de su suegra Noemí. Decidió seguirla, abandonando su propia tierra, su familia e incluso sus dioses y costumbres; dejó atrás sus raíces. Ruth se dispuso a seguir a su suegra Noemí y al Dios al que ella servía en su día a día.
Por otro lado, Noemí era prácticamente una mujer sin futuro, ya que todos sus hijos hablan muerto en una tierra extraña mientras todavía eran jóvenes. Noemí era una mujer aparentemente derrotada porque en la tierra moabita había perdido lo único que tenía: a su familia, todo su patrimonio. Por ese motivo decidió regresar a su pueblo, donde quizá hallaría misericordia para poder sobrevivir. Podríamos decir que Ruth aceptó continuar su viaje vital con Noemí, incluso a pesar de las carencias que enfrentaban, porque existía en su corazón el deseo profundo de servir a su suegra y al Dios que ella amaba.
Desde luego que el Señor tenía un hermoso plan para ellas: le permitió a Ruth ser la abuela del rey David. ¡Qué grandes son las bendiciones que Dios guarda para nosotras cuando lo seguimos por fe! Es posible que en este relato no hayamos visto mucho más que un anhelo de bendiciones. Dos mujeres necesitadas de pan, unas manos vacías y un deseo vehemente de que Dios supliera sus necesidades. Pero en realidad el mensaje es muy profundo: si seguimos al Señor, él derramará sobre nosotras más bendiciones de las que imaginamos.
Al observar el final de la historia de Ruth podemos apreciar la forma en que Dios estimula un corazón triste y angustiado para que se refugie bajo sus alas y reciba sus misericordias. Ruth se casó con un hombre rico, y no solo recibió riquezas materiales, sino que tuvo el gran privilegio de ser parte de la genealogía de Jesús.
Señor, toca nuestro corazón para que sintamos la necesidad de refugiarnos en ti para así gozar de tus bendiciones.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Lidia de Pastor

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